RUPTURA DEL GOBIERNO ALEMÁN. Álvaro Mella

2º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 13/11.

Es la hora de Europa: Finalizan los hearings y Trump gana en EEUU

ELECCIONES ALEMANAS PARA AMAINAR LAS TEMPESTADES

Álvaro Mella, Colaborador del Movimiento Europeo

Madrid, 13 de octubre de 2024

Previsiblemente, el próximo 23 de febrero de 2025 Alemania celebrará elecciones generales anticipadas como respuesta a la crisis interna general ocasionada tras confirmarse el hundimiento de la coalición de su gobierno central entre socialdemócratas, verdes y liberales (denominada como la “coalición semáforo”). 

Esta noticia de la ruptura gubernamental se dio a conocer el pasado 6 de noviembre por la tarde. Se supo entonces que Scholz pediría al presidente del país que cese formalmente a Christian Lindner, su ministro de finanzas (liberal). Apenas habían pasado unas escasas horas de que el mundo conociese los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Esta coincidencia en el tiempo generó que una novedad tan trascendente de la política europea quizás no resonara lo suficiente en la opinión publicada, pero el cambio del ejecutivo en Alemania es una cuestión que atañe a todos los europeos, y de la que tendremos que estar muy pendientes. 

Pese a que en un comienzo se percibía a la coalición semáforo como un ejemplo de pragmatismo prometedor, el gobierno germano nunca llegó a cumplir las expectativas, y era cuestión de tiempo que el anuncio del pasado 6 de noviembre llegara a materializarse. Recordemos que Scholz llegó al poder en Alemania en diciembre de 2021, y tuvo la misión de liderar un ejecutivo tripartito que como experimento nunca se había producido con esas características a escala central/nacional, pese a que sí tenía algunos precedentes desde los años noventa en los gobiernos de algunos Estados federados, como Brandeburgo o Bremen. 

En cualquier caso, esta coalición tenía la misión de suceder a Angela Merkel tras sus 16 años al frente de la cancillería, y el reto se volvió muy complicado ya desde el inicio: escasas semanas después de llegar al gobierno, muchas previsiones económicas y de políticas públicas se vieron conmocionadas por la agresión rusa a Ucrania, en un país que dependía en demasía del gas ruso. Cabe recordar que gran responsabilidad de esta subordinación energética la tenía el anterior gabinete. 

En cualquier caso, las desavenencias en materia económica y presupuestaria dentro de la coalición se hicieron palpables desde el mismo inicio. Esto no es de extrañar: dos de los tres partidos son de ideología progresista, de centro-izquierda y defensoras de incrementar el peso de la administración para favorecer el Estado del bienestar. Al otro lado se encuentra el FDP, partido con ciertos postulados neoliberales clásicos que propugna la menor intervención posible en el mercado.

De esta manera, en los primeros meses hubo pocos avances y acuerdos en materia presupuestaria, pese a que esto se veía eclipsado gracias a la llegada de los fondos europeos post-covid. En cualquier caso, con la invasión rusa a Ucrania llegó la crisis energética, y Alemania se vio obligada a diversificar sus proveedores gasísticos. Un momento crítico fue la declaración de inconstitucionalidad a varios puntos al presupuesto de Scholz por parte del Tribunal Constitucional Alemán en noviembre de 2023. Esto aumentó los reproches entre los socios de gobierno.

Justo a continuación, en diciembre, empezaron las protestas agrícolas en Alemania, que siguen en marcha a día de hoy. La imagen del gobierno ha ido cayendo en picado, lo que se manifestó con contundencia en las elecciones estatales de este 2024 en Sajonia, Turingia y Brandemburgo, donde los partidos de la coalición semáforo no obtuvieron resultados satisfactorios.

La gota que colmó el vaso sería el 1 de noviembre, cuando Christian Lindner dio a conocer un documento de orientación política donde recomendaba bajar los impuestos y recortar en gastos sociales para poner coto a la crisis económica alemana. Esto lógicamente no sentó bien a sus socios de gobierno, y tras varias reuniones de emergencia entre los tres partidos, Scholz tomó la decisión de llevar a cabo la destitución de Lindner el día 6. 

Si bien se sabe que el gobierno ya ha colapsado, y que la actual legislatura tiene los días contados, las fechas exactas aún no se saben con precisión, ya que Scholz, que ya gobierna en minoría, busca someterse ahora a una cuestión de confianza antes de Navidad, que previsiblemente perderá, y los comicios tendrían lugar muy posiblemente el 23 de febrero.

Estas elecciones representan una oportunidad de finalizar el bloqueo alemán, y de vigorizar una mayoría parlamentaria germana que garantice el liderazgo del motor franco-alemán en la UE en este contexto de incertidumbre internacional. Aún es pronto para hablar de encuestas, pero los antecedentes y la idiosincrasia de la política en Alemania hacen prever que el nuevo Bundestag resultante de las elecciones tenderá a buscar acuerdos y consensos moderados a izquierda y derecha, sin depender de los extremismos populistas. Las contradicciones internas de este último gobierno se han terminado, y tanto Alemania como Europa en 2025 tienen una gran oportunidad para recuperar su liderazgo internacional.

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