2º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 13/11.
Es la hora de Europa: Finalizan los hearings y Trump gana en EEUU
En busca de una mayor autonomía estratégica en un contexto geopolítico complejo: la relación con EEUU. Hacia una Europa más competitiva y autónoma.
Lucía Conesa, Colaboradora del Movimiento Europeo
Madrid, 13 de octubre de 2024
La actualidad internacional nos muestra una realidad geopolítica compleja en la cual se están sucediendo una serie de cambios a los cuales la Unión Europea ha de hacer frente. Desde la agresión rusa a Ucrania hasta el triunfo del candidato del Partido Repúblicano, Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU. Estos acontecimientos, entre muchos otros, reafirman la tendencia global hacia un mayor proteccionismo y una mayor competición internacional en diversos ámbitos (económico, comercial, político, militar…). La UE debe adaptarse a este nuevo panorama y defender su modelo. Para ello, debe apostar por una mayor integración, primero a través de la profundización y más adelante a través de la ampliación.
Otro punto clave para garantizar una Unión más competitiva en el contexto actual es la llamada “autonomía estratégica abierta”. La UE no ha de abandonar su tradición multilateral de cooperación con terceros, pero sí ha de contar con una mayor autonomía en los sectores estratégicos y con capacidades propias que le permitan reducir sus dependencias externas, así como proyectarse globalmente no sólo en términos de poder “blando”, sino también tecnológico, industrial y militar.
Una autonomía estratégica abierta supone garantizar la capacidad de la UE de actuar de forma autónoma, de confiar en los propios recursos en ámbitos estratégicos clave y de cooperar con los socios cuando sea necesario. Se trata pues, de reducir las vulnerabilidades y dependencias, especialmente de China y EEUU, mediante el refuerzo de las propias capacidades. Al mismo tiempo, se busca una doble dinámica de competición y cooperación, con estos y otros países, en diversos ámbitos. De ello depende que la Unión pueda garantizarse una posición relevante en el nuevo contexto internacional que se está gestando.
- Implicaciones para Europa del nuevo ciclo político en EEUU
El nuevo ciclo político en EEUU puede afectar a la UE en diversos frentes, especialmente en materia de política exterior, pero también en cuestiones como el comercio o la industria. El nuevo mandato de Donald Trump podría tener implicaciones como un repliegue del multilateralismo al unilateralismo; un mayor proteccionismo comercial y tecnológico; un retroceso en regulación medioambiental y energías renovables; un giro respecto a conflictos (Ucrania, Gaza) y en su relación con otros actores (China, Sur Global); o un deterioro de la interlocución política con Bruselas. Este último punto debería estar muy presente en los cálculos que se hagan desde Europa para preservar un margen de maniobra propio. No obstante, algunas políticas de Trump tendrían elementos de cierta continuidad con la administración Biden, como son la competición tecnológica-digital con China y la política industrial-verde establecida por la Ley de la Reducción de la Inflación (IRA).
- Tendencias actuales en las relaciones UE- EEUU
Las tendencias actuales de las relaciones UE- EEUU se caracterizan por una cooperación estratégica junto con elementos de competencia, especialmente en un contexto de creciente rivalidad global con China y la tendencia proteccionista estadounidense mencionada anteriormente. En materia de seguridad y defensa, la invasión rusa a Ucrania ha reforzado el papel de la OTAN y la colaboración en seguridad entre la UE y EEUU. La alianza atlántica se ha consolidado nuevamente como el pilar de la defensa europea, y EEUU continúa siendo el principal garante de la seguridad del continente. Esta situación ha impulsado una renovada unidad transatlántica en defensa, aunque también ha reavivado, especialmente tras la paralización por parte del Congreso estadounidense del envío de ayuda a Ucrania durante algunos meses de este 2024, el debate sobre la necesidad de una autonomía estratégica europea que permita actuar con independencia si fuese necesario, garantizando así su propia seguridad sin depender de terceros. De este modo, la UE ha avanzado en el desarrollo de su autonomía en materia de seguridad y defensa mediante iniciativas como la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) o el Fondo Europeo de Defensa. Además, desde el inicio del conflicto en Ucrania, existe cierto consenso en torno a la necesidad de desarrollar esta autonomía estratégica.
Así como en materia de seguridad y defensa podemos apreciar entre la UE y EEUU una dinámica que, por lo general, es de cooperación, en materia de política energética e industrial existe una relación más bien competitiva. La política industrial de EEUU bajo la IRA ha generado tensiones con la UE, ya que ofrece subsidios masivos para tecnologías limpias y productos fabricados en territorio estadounidense, lo cual es percibido por la UE como una medida proteccionista que podría perjudicar a su industria, ya que estos subsidios pueden desincentivar la inversión en suelo europeo, dado que muchas empresas podrían preferir trasladar sus operaciones a EEUU para beneficiarse de los generosos incentivos. La UE ha respondido con medidas propias que buscan preservar su competitividad, proteger sus industrias y fomentar una transición verde dentro del bloque, en particular mediante el Pacto Verde Europeo y la Ley de la Industria de Cero Emisiones Netas (NZIA). Estas iniciativas europeas pretenden impulsar una transición hacia una economía baja en carbono, apoyar y proteger sus sectores industriales de tecnologías verdes, así como desarrollar energías verdes que a su vez disminuyan la dependencia energética de la UE, la cual preocupa a Bruselas especialmente desde que la agresión rusa a Ucrania.
Otro sector clave para entender las relaciones UE- EEUU es el sector tecnológico y digital, donde se podría decir que existe una dinámica de interdependencia. La UE y EEUU mantienen un diálogo continuo para coordinar regulaciones en inteligencia artificial, ciberseguridad y plataformas digitales, buscando evitar fragmentaciones regulatorias que puedan beneficiar a actores externos como China. Sin embargo, persisten diferencias: la UE ha avanzado en regulaciones más estrictas que afectan a grandes empresas tecnológicas estadounidenses, lo que genera fricciones. Por otro lado, ambos han identificado la necesidad de reforzar sus cadenas de suministro en semiconductores. La UE ha lanzado el Acta Europea de Chips, mientras EEUU ha aprobado la Ley de Chips, con el objetivo común de reducir la dependencia de Asia, aunque de manera competitiva.
En este sentido, la conflictiva situación geopolítica reclama políticas públicas que impulsen los ámbitos esenciales para la autonomía digital estratégica de la UE. El impacto cada vez más transversal en sociedad de la tecnología, junto con su impacto en la seguridad económica y de defensa, imponen la autonomía digital estratégica como prioridad en la próxima legislatura europea. A pesar de que la UE y EEUU lleven a cabo una política de cooperación en materia digital frente a otros actores externos, existe una clara ventaja estadounidense. La fuerza económica de las grandes tecnológicas estadounidenses se impone frente a los mercados digitales europeos, generando así una dependencia de EEUU en esta materia. De este modo, la UE se ha marcado objetivos ambiciosos en las tecnologías digitales críticas. En primer lugar, alcanzar el 20% de la producción mundial de semiconductores en el año 2030; en segundo lugar, promover la adopción de la inteligencia artificial por el 75% de las empresas europeas antes de 2030. En todas estas áreas tecnológicas, la Comisión de Von der Leyen ha desplegado estrategias específicas y además las ha introducido de modo relevante en la relación transatlántica dentro del Consejo de Comercio y Tecnología (CCT).
Así pues, la Unión Europea enfrenta el desafío de adaptarse y reforzar su posición global. Además de hacer frente a crisis como la guerra en Ucrania, debe consolidar su autonomía estratégica abierta, equilibrando cooperación y autosuficiencia en sectores clave. La relación con Estados Unidos, aunque cooperativa en aspectos como seguridad y defensa, presenta tensiones en áreas industriales y energéticas debido a políticas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) y la competencia en subsidios para energías limpias. En tecnología, la interdependencia y las divergencias regulatorias requieren una coordinación cuidadosa, mientras la UE persigue reducir su dependencia digital de las empresas estadounidenses. De este modo, la necesidad de reforzar capacidades propias en materias clave como seguridad, energía y tecnología resulta imprescindible para que la UE mantenga una posición relevante y resiliente en el nuevo orden global.
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