Un pacifismo de raíz cooperativa -y cooperante- (A propósito de “La solución pacífica” de José Luís Rodríguez Zapatero)”

17º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 16/05.

EUROPA BRILLA EN UNA FECHA ESPECIAL

“Un pacifismo de raíz cooperativa -y cooperante- (A propósito de “La solución
pacífica” de José Luís Rodríguez Zapatero)”

Madrid, 16 de mayo de 2025

Carlos María Bru Purón.

Planteado -desde variada óptica- el preclaro objetivo de una paz duradera global, el
proponente y autor del libro que comentamos, -protagonista de ella en cuanto
Presidente del Gobierno español durante siete años- rechaza todas aquellas fórmulas que
-en lo armamentístico, productivo, financiero, ni siquiera en lo científico- se vienen
ofreciendo como antídotos frente al amenazador riesgo bélico acechante al planeta, ya
hoy en ebullición por el doquier terráqueo: Ucrania, Gaza, Sudan, Yemen, República
Democrática del Congo, etc.
Se muestra el autor -inevitable ya el acrónimo ZP- proclive a objetivos que -siendo en sí
imprescindibles, tales derechos humanos, feminismo, conservacionismo terráqueo,
justicia social, etc.- han protagonizado, con mayor o menor éxito, iniciativas históricas
tales como la Carta de San Francisco (1945), un Plan Marshall (no citado, debía serlo),
Declaración por 189 Estados y en año 2000 en cuanto a los Objetivos del Milenio
(ODM) y -más aún- su ampliación y reforzamiento decididos en 2030 por la Asamblea
de la ONU para convertirse en los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). De
todo ello y de su ocasional participación como Presidente del Gobierno español, da
nuestro autor cuenta pormenorizada, también de las sesiones y resultados del llamado
Grupo de Puebla para Latinoamérica, impulsado por él mismo.
Y refiriéndonos a esta zona terráquea, inevitables eran en el libro unas páginas -en tono
muy discreto- dedicadas a su labor mediadora en la cuestión venezolana. Da fecha de su
implicación personal en los años 14, bajo el amparo de UNASUR y en compañía de
otros dos expresidentes, el de la República Dominicana Leonel Fernández y el de
Panamá M. Torrijos. Labor que -en sus términos generales- da el autor por cancelada en
2018 para ser relevada por la Institucionalmente ejercida por todo un Estado -Noruega-,
pero que en sus pormenores no oculta el autor haber sido completada con ulteriores
desplazamientos suyos a Caracas y contactos directos con personas del Gobierno y
líderes opositores, tan sólo para -insiste el autor- temas concretos.
Cabe que uno de los de esta índole sea la renovada presencia de Edmundo González en
su país, pero nos atenemos a la propuesta de ZP consistente en huir de la
“hiperinformación”, reiterada en este libro. (Y ello en unas páginas donde critica, con
harta razón, la ofensiva desplegada contra él por el Partido Popular en cuanto a este
tema, y que muestra -según siempre el autor- el talante demagógico que en España
desplegó ese Partido rechazando los términos en los que el PSOE propugnó y obtuvo el
fin del terrorismo en Euskadi y la determinante reducción cuántica del independentismo
en Cataluña)

Dedica también el autor extensas páginas a la figura -de hecho un tanto autobiográfica-
del Peacemaker , del hacedor de paz, para Zapatero -modestamente- “mediador” y, para

quien también el autor pide un marco de neutralidad, un grado de aislamiento respecto a
la fácil opinión pública, su renuncia a todo tipo de dogmatismo y mucho más de
pretendida “cruzada”. Por el contrario, el mecanismo ofrecido -y practicado- por el
autor es gradual y compartimentado, un tira y afloja: “el mediador parte de que la
verdad se puede fragmentar y recomponer hasta lograr una solución”.

Y si reconducimos el texto (unas 200 páginas) a las líneas generales de la visión del
autor sobre los problemas básicos del S. XXI, su punto de partida es -no podía dejar de
ser- el del salvamento del planeta. Describe las reuniones del G20, y en concreto la de
Copenhague 2009 a que asistió y de la que alaba la decisión de reducir drásticamente
emisiones pero critica -junto con los países no industrializados del Sur- la injusta
igualación de responsabilidades, conducente a impedir un mínimo desarrollo técnico y
económico de tales Estados. Da detalles el autor, y eso constituye uno de los atractivos
de este libro, sobre tal reunión, no oculta su aproximación a las posiciones
reivindicativas protagonizadas por Lula da Silva y varios dirigentes africanos; nos dice
que en tales fechas descubre hasta qué punto “China gana(ba) en dialéctica a EEUU”,
alude a la equivocada argumentación del protagonismo comunista para vencer el
colonialismo -“toda una utopía”- y recuerda la no efectuación de tales avances en Rusia
y Caribe.
Y para no cansar al lector de estas líneas y propiciarle se encuentre dispuesto a la lectura
en directo de uno de los libros más importantes -si no el que más- de los publicados en
nuestro país acerca de la problemática global, resumiremos su tesis de que lo exigido
por estos tiempos es “abandonar cualquier pretensión de superioridad política y apostar
decididamente por el trabajo en cooperación: (…) problemas como el cambio climático,
las crisis migratorias, las pandemias y las tensiones económicas transnacionales
requieren soluciones colectivas que transciendan las fronteras y los intereses
particulares de las naciones (donde) los actores internacionales deben buscar puntos de
encuentro, reconociendo la diversidad de perspectivas y las fortalezas que cada región
puede adoptar”.
Un gran Peacesearcher como Rodríguez Zapatero, un buscador, en parte hacedor, de la
paz, no puede eludir el basamento pretérito de todo proyecto de futuro. Por eso, el
último capítulo de su obra se denomina “Paz y memoria”, y con alusión a nuestro país
hace hincapié en dos leyes por él promovidas, la Ley 52/2007 “por la que se reconocen
y amplían derechos y establecen medidas en favor de quienes sufrieron persecución o
violencia durante la Guerra civil y la dictadura”, y la Ley 29/2011, “de reconocimiento
y protección integral de las víctimas del terrorismo”.
Y dice algo que pocas veces hemos oído, que estas dos leyes se legitiman
recíprocamente, expresando un sentimiento compartido de dignidad y reconciliación.
Encumbrado, por su y nuestra parte, este criterio, desde una península noroccidental al
conjunto global -a mi criterio, felizmente- desprovisto de pretensiones galácticas pero
también de trumpistas “narcisismos nacionales”, caemos en la cuenta de que “la paz es
la tarea (por la que) dignifiquemos a la especie humana y para que (…) cada una de
nuestras vidas respeten, protejan y preserven todas las demás”.
Larga vida a José Luís Rodríguez Zapatero y -en todo lo posible- bienvenida al logro de
sus muchas e importantes propuestas contenidas en este libro.

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