1º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 05/11
LAS ELECCIONES EN GEORGIA DEL 26 DE OCTUBRE: ENTRE EL SUEÑO EUROPEO Y EL SUEÑO GEORGIANO
Diego Martínez, Colaborador del CFEME
Madrid, 05 de octubre de 2024
Este pasado sábado 26 de octubre, el partido pro-ruso Sueño Georgiano ganó las elecciones parlamentarias en Georgia con un 54% de votos a favor (89 de 150 escaños), revalidando una mayoría absoluta de este partido populista, que lleva desde 2012 en el poder. El resultado enseguida fue avalado por la Comisión Electoral Central, una institución altamente politizada debido a los cambios en sus estatutos, que han minimizado la presencia de miembros de la oposición. Este hecho, junto con las graves acusaciones de irregularidades durante la jornada electoral provocadas por la injerencia rusa, han suscitado un gran revuelo en el plano internacional.
Una vez conocidos los resultados, la presidenta de Georgia elegida por voto popular y con apoyo de SG en 2018, Salomé Zurabishvili, se negó a reconocer la victoria de SG, uniéndose así a la oposición, que se ha negado en bloque a reconocer los resultados. Además, dos de los cuatro partidos que conforman dicha oposición no recogerán su acta de diputado. El distanciamiento de Zurabishvili del partido se viene produciendo desde hace años, debido a la aprobación de diversas leyes represivas por parte de SG y a un progresivo acercamiento al Kremlin, que aparta a Georgia de la adhesión europea, proceso ya congelado en verano por la aprobación de leyes contrarias a la legislación comunitaria.
Por otro lado, numerosos observadores internacionales señalan las sendas irregularidades vividas durante la jornada electoral del 26-O, tanto antes como durante y después del proceso electoral. Se destacan, entre otras prácticas, la intimidación y la compra de votos, pero también dificultades a la hora de garantizar el sufragio secreto. El día de las elecciones se encontraban en el país 530 observadores internacionales de la PACE (Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa), además de representantes del Parlamento Europeo, la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), la Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos de la OSCE (ODIHR) y la Asamblea Parlamentaria de la OTAN.
Este gran número de observadores permitió monitorizar un 62% del total de los colegios electorales georgianos durante las votaciones. De este total, dichas organizaciones aseguran que en un 6% existió presión e intimidación a los votantes, mientras que en otro 24% el voto secreto se vio comprometido de alguna manera, bien debido a que las papeletas estaban marcadas o bien por la forma de depositarlas.
Iulian Bulai, líder del grupo de observadores de la PACE, afirmó en una rueda de prensa celebrada el domingo en Tbilisi que todos estos hechos llevan a los observadores a “cuestionar la justicia del proceso”, ya que las cifras antes comentadas son realmente altas para los estándares de un proceso electoral. Junto con él, Eoghan Murphy, jefe de la misión de ODIHR, señaló que se registraron extensas presiones de miembros del partido gobernante hacia los votantes, ya que las durante las semanas previas recopilaron datos y carnets de identidad de los mismos, centrándose especialmente en funcionarios o en aquellos ciudadanos que son económicamente más vulnerables. También resalta la diferencia de fondos entre la campaña del partido el gobierno y de la campaña del partido en la oposición, además de la existencia de casos de compra de votos o de personas que acudieron a votar más de una vez.
Ante estos hechos, los gobiernos de Alemania, Suecia, Países Bajos, Lituania, Letonia, Estonia y Polonia comunicaron, a través de sus respectivos ministros de exteriores, su preocupación acerca de los resultados electorales, resaltado así las amplias irregularidades detectadas por los observadores internacionales.
Por su parte, desde la Unión Europea, una doce de eurodiputados han elaborado una carta en la que se pide que los resultados no sean reconocidos internacionalmente, calificándolos de fraude electoral al no cumplir con los estándares democráticos. Junto con esto, el Alto Representante, Josep Borrell, pide en un comunicado a las autoridades georgianas y a la Comisión Electoral Central que investigue las irregularidades y denuncias, para que la cuestión sea resulta de forma transparente, independiente y rápida, además, señala que cualquier tipo de legislación que coarte las libertades y los derechos fundamentales debe ser revocada.
El que no tardó en reconocer los resultados de las elecciones fue Víctor Orbán, presidente de Hungría, que felicitó al partido georgiano antes de que se conociesen los primeros resultados electorales. Este lunes, realizó una visita oficial a Tbilisi, para felicitar a su homólogo georgiano. Además, ambos afirmaron que las elecciones fueron limpias y democráticas, libres y justas. Esta visita oficial de Orbán es especialmente preocupante y crítica, ya que actualmente su país ocupa la presidencia rotatoria del Consejo Europeo. Es por ello que un grupo de 13 ministros de Asuntos Exteriores criticaron abiertamente en un comunicado conjunto esta prematura visita, recalcando que no representaba a la Unión Europea ni mucho menos hablaba en su nombre.
Ese mismo día, el lunes 29 de octubre, miles de manifestantes se reunieron delante del Parlamento de Georgia, convocados desde el sábado pasado por la presidenta Zurabishvili, para protestar contra los resultados electorales que consideran fraudulentos debido a las múltiples irregularidades. A su vez, muchos de estos manifestantes aprovecharon la ocasión para abuchear al líder húngaro, cuyo hotel se encontraba a pocos metros de las protestas.
En diciembre de 2023, ante el contexto reciente de la agresión de Rusia a Ucrania y debido a la tibieza y ambigüedad que SG había mostrado hasta ese momento, la Unión Europea decidió reactivar sus planes de ampliación y conceder el estatus de país candidato a Georgia. Pero, el líder de Sueño Georgiano, Bidzina Ivanishvili, un multimillonario que hizo su fortuna en Rusia y que consiguió, el pasado abril, la aprobación de la ley de agentes extranjeros. Una ley muy similar a otra adoptada por el Kremlin en 2012 y que busca silenciar las voces críticas contra el gobierno. Todo sea dicho, la aprobación de esta legislación provocó protestas masivas de la población en las calles, que fueron violentamente reprimidas.
Este hecho, supuso de facto un abrupto viraje hacia Rusia y el distanciamiento de la senda europea. Como no podía ser de otra manera, la UE congeló el proceso de integración el 9 de junio, ante el giro represivo del país. Sin embargo, se debe destacar también que, pese a esta deriva autoritaria provocada por SG mediante la colonización de las instituciones, la aprobación de medidas legislativas que van en contra de colectivos minoritarios (LGTB), o los intentos de ilegalizar la oposición; la sociedad georgiana desea la integración europea, ya que más de un 80% se muestra favorable a este proceso.
En definitiva, si bien es posible que la Unión Europea no identificase y asimilase correctamente la naturaleza de SG, Bruselas debe tratar de evitar la caída de Georgia en una irrefrenable deriva autoritaria que la arrojaría en caída libre hacia la órbita rusa. La población georgiana ha mostrado y demostrado en numerosas ocasiones tener una clara actitud e identidad proeuropea, por lo tanto, no se puede permitir que el Sueño Georgiano empañe o termine por borrar el sueño europeo.
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