La Política Internacional de Trump en su primer mes frente a la Casa Blanca. Lucía Conesa.

9º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 14/02.

Europa en acción: Seguridad, competitividad y desafíos globales

La política internacional de Trump en su primer mes frente a la Casa Blanca

Madrid, 14 de febrero de 2025

Lucía Conesa, Colaboradora del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo

En su primer mes de mandato, Trump ha implementado medidas proteccionistas y recortes en la ayuda exterior, generando tensiones diplomáticas. Sus aranceles a Canadá, México y China han avivado temores de una guerra comercial, mientras que la reducción de fondos a USAID impacta en programas globales. Su respaldo a Israel y su postura unilateral refuerzan un enfoque nacionalista que podría aislar aún más a EE.UU.

El pasado 20 de enero, Trump asumía la presidencia de los Estados Unidos frente a una comunidad internacional expectante. Semanas antes de su toma de posesión, el presidente electo, había llevado a cabo una serie de polémicas declaraciones en torno a la idea imperialista de ampliar el dominio territorial de EE.UU. sobre otros territorios soberanos, como Groenlandia, Canadá o el Canal de Panamá. Las reacciones frente a estas declaraciones fueron variopintas, si bien, primó un discurso en pro de la defensa del derecho internacional y el respeto a la soberanía territorial de los Estados, las reacciones fueron mayormente  superfluas, dado que la retórica agresiva de Trump era percibía como eso, retórica. 

No obstante, el por segunda vez presidente de los EE.UU., ha demostrado en su primer mes al frente de la Casa Blanca que está dispuesto a llevar a cabo aquello que promete en sus excéntricos discursos. Así pues, en su primer mes de mandato, el presidente Donald Trump ha implementado una serie de medidas que reflejan su intención de materializar las promesas de sus discursos más controvertidos. Estas acciones han generado tensiones tanto a nivel nacional como internacional, afectando las relaciones comerciales y diplomáticas de Estados Unidos.

Entre estas medidas destaxcan, la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de Canadá y México, justificando estas medidas como necesarias para proteger los intereses nacionales y controlar la inmigración ilegal. Sin embargo, tras conversaciones con los líderes de ambos países, Trump accedió a suspender temporalmente estos aranceles durante un mes, a cambio de compromisos en materia de seguridad fronteriza. De este modo, tras conversaciones con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se acordó una suspensión temporal de un mes de estos aranceles. A cambio, ambos países se comprometieron a reforzar sus fronteras con un despliegue adicional de 10.000 soldados para combatir el flujo de drogas e inmigrantes hacia Estados Unidos.

Además, como aliciente a la llamada “guerra comercial” entre EE.UU. y China, Trump  ha impuesto aranceles del 10% a las importaciones chinas, con el objetivo de reducir el déficit comercial y proteger las industrias estadounidenses. No obstante, estas medidas podrían tener efectos adversos en la economía de Estados Unidos, incluyendo un aumento de la inflación y posibles represalias por parte de China, lo que podría desestabilizar la economía global. Sin embargo, la respuesta de Pekín no se hizo esperar. El gobierno chino, por su parte,  calificó la decisión de «errónea» y anunció que presentará una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), además de preparar contramedidas para defender sus intereses. De esta manera, a partir del 10 de febrero de 2025, China ha establecido aranceles adicionales que oscilan entre el 10% y el 15% sobre 80 productos estadounidenses, incluyendo petróleo, gas natural licuado (GNL), carbón, maquinaria agrícola, automóviles de gran cilindrada y camionetas. 

Otra de las líneas de acción de la nueva administración estadounidense es la defensa del recorte del Estado, tal como expresó el magnate estadounidense Elon Musk, el Estado “debe adelgazar”.  Dentro de este marco, se ha producido un recorte de más del 60% de los recursos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una de las mayores agencias de ayuda humanitaria del mundo. Esta resolución impacta en programas en más de 130 países, entre ellos países de América Latina, que se apoyan en estos fondos para proyectos sociales y de desarrollo. La interrupción de estos recursos amenaza la continuidad de proyectos que favorecen a millones de personas en el mundo. 

Además, Trump también ha firmado la imposición de aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, sin excepciones ni exenciones. Esta medida, que entrará en vigor el 4 de marzo, busca proteger las industrias nacionales, pero ha generado preocupación entre los aliados de Estados Unidos y podría desencadenar una guerra comercial. La administración Trump argumenta que estas importaciones «amenazan con alterar la seguridad nacional» y busca fortalecer la industria nacional mediante la reducción de la dependencia de materiales extranjeros. La decisión ha generado preocupación entre los aliados de Estados Unidos. El Reino Unido, por ejemplo, espera persuadir al gobierno estadounidense para que sus productos de acero y aluminio queden exentos de estos aranceles, destacando su papel en el sector de defensa y en las cadenas de suministro de fabricación de EE. UU.

Las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea se han visto tensionadas debido a las políticas comerciales de Trump. El presidente ha advertido a los países europeos sobre posibles aranceles, lo que ha llevado a los líderes de la UE a expresar su preocupación por las consecuencias de una posible guerra comercial transatlántica. En respuesta, los líderes de la UE han expresado su preocupación por las posibles consecuencias de una guerra comercial transatlántica. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha advertido que si Estados Unidos impone aranceles, la UE «responderá con firmeza» para proteger sus intereses. Además, la UE está considerando reinstaurar aranceles sobre productos estadounidenses, como el zumo de naranja y ciertas marcas de motocicletas y alcohol, que se impusieron en 2018 durante el primer mandato de Trump y fueron congelados en la era Biden. Los Estados miembros también han solicitado a Bruselas mantener la colaboración con las capitales y preservar la comunicación con Washington para evitar una escalada en las tensiones comerciales.

En este contexto, la UE y Canadá han decidido estrechar lazos comerciales y políticos frente a las amenazas y aranceles impuestos por la administración de Trump. En una reunión en Bruselas, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y los líderes europeos abogaron por la firma de acuerdos comerciales en lugar de la imposición de aranceles, destacando la importancia de aliados «fiables». Estas acciones reflejan la determinación de la UE de defender sus intereses económicos y comerciales, al tiempo que buscan evitar una escalada que podría perjudicar a ambas partes.

Otro punto a resaltar en la política internacional de la administración Trump, es el recibimiento en la Casa Blanca al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para discutir el futuro de Gaza y la posibilidad de un acuerdo de normalización con Arabia Saudí. Esta reunión es significativa, ya que es la primera que Trump sostiene con un líder extranjero desde su regreso al poder, y aborda temas clave en el Medio Oriente. Durante el encuentro, ambos líderes analizaron la frágil tregua en Gaza y las estrategias para fortalecerla. Netanyahu expresó su confianza en que la colaboración con Estados Unidos permitirá avanzar en las negociaciones para consolidar el alto el fuego y mejorar la situación humanitaria en la región.

Además, la agenda incluyó la discusión sobre la posible normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí, un movimiento que podría redefinir las alianzas en el Medio Oriente. Trump manifestó su intención de mediar en un tratado de paz transformador y expresó su optimismo en lograrlo durante su mandato. Sin embargo, las propuestas de Trump han generado reacciones mixtas en la región. Líderes árabes, como el rey Abdalá de Jordania, han expresado su oposición a ciertos planes que consideran desestabilizadores, como la posible reubicación de habitantes de Gaza en países vecinos. A pesar de las presiones y amenazas de recortes de ayuda, estos líderes se mantienen firmes en su postura y buscan presentar propuestas alternativas para abordar la situación en Gaza.

Tras un mes en el poder, Trump ha reafirmado su enfoque proteccionista y unilateral, tensando relaciones con aliados y avivando temores de una guerra comercial. Su reducción de fondos a USAID y su respaldo incondicional a Israel refuerzan una política exterior marcada por la confrontación. Lejos del pragmatismo, su agenda prioriza el repliegue nacionalista, con el riesgo de aislar aún más a EE.UU. en el escenario global.

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