EL “ESTADO 51” SE MUESTRA DISTANTE: CANADÁ DESDEÑA EL EXPANSIONISMO DE TRUMP. Jorge Solana.

6º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 15/01.

Las reivindicaciones territoriales de Trump: Groenlandia, Canadá y el Canal de Panamá. Repercusiones para el Derecho internacional y el Orden Mundial. 

El «Estado 51» se muestra distante: Canadá desdeña el expansionismo de Trump.  

Madrid, 15 de enero de 2025

Jorge Solana, Colaborador del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo

Tras las amenazas del Presidente electo de llegar incluso a la coerción económica para convertir a Canadá en un nuevo estado de la Unión, las distintas autoridades canadienses han rechazado y hasta ridiculizado esta propuesta

El segundo mandato de Donald Trump (al menos, virtualmente) se perfila mucho más agresivo que el primero. Poco después de ganar en los siete estados clave a Kamala Harris en las elecciones presidenciales de noviembre, ha ido sembrando una idea un tanto sorpresiva en la agenda política mundial: la expansión de Estados Unidos, en la que Canadá es una de los puntales de esta política. 

En la rueda de prensa que el magnate estadounidense concedió en su residencia privada de Mar-a-Lago (que, aún sin tomar posesión del cargo, ya hace las veces de oficina presidencial) declaró que el país norteamericano le cuesta “cientos de miles de millones” a los estadounidenses como para que gocen de independencia. En concreto, los cifra en 200.000 millones. Aunque reconoce que los canadienses “le encantan” (privilegio del que no gozan, ni mucho menos, otras nacionalidades más sureñas del continente), considera que para los Estados Unidos no es de recibo financiar vía militar, comercial y hasta industrial a un país con el que, unidos, sería “definitivamente algo”.

No obstante, y siendo coherente con la simpatía privilegiada de la que gozan los canadienses con el Presidente entrante, Trump promete usar solo la fuerza económica. Una estrategia que comenzaría ya con la ruptura del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en vista de los aranceles (del 25%) que quiere imponer hacia ambas fronteras del continente. Además, Trump ha visto en la dimisión de Trudeau (acosado por las demoledoras encuestas al Partido Liberal) una nueva baza para “confirmar” la viabilidad de su plan. No corren la misma suerte otros reclamos trumpistas como son Groenlandia o el canal de Panamá, donde confirmó que no descarta el uso de la fuerza. 

Aunque Trump ya realizó algunas tentativas de expansión en su primer mandato (concretamente con la oferta de compra de Groenlandia), estas nuevas declaraciones han supuesto una escalada de tensión al recurrir abiertamente a los términos de coerción económica y militar, y tampoco es que la propuesta esté quedando como una paria en el arco parlamentario estadounidense. Figuras del Partido Republicano como Lindsey Graham o el flamante director de la nueva Oficina de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk, ya han apoyado estas proclamas.

No obstante, y conforme a lo esperado, las autoridades canadienses han reaccionado con una mezcla de estupefacción, sorna e indignación. El propio Trudeau ha visitado el canal estadounidense CNN para reafirmar que el supuesto “Estado 51” “no va a pasar”. Recordando que “los canadienses están muy orgullosos de ser canadienses”, piensa que las aspiraciones proteccionistas y expansionistas de Trump serán difíciles de materializar en una mesa de negociación. De la misma manera ha reaccionado el jefe de la oposición, Pierre Poilievre, quien ha recordado que en el levantamiento de aranceles también se vería afectados los recursos energéticos que Canadá exporta a EEUU, y que la alternativa sería “Venezuela, Irán y otras dictaduras externas”.

Más irónica se ha mostrado la líder del Partido Verde de Canadá, Elizabeth May, quien no dudó en proponerle un “trato” a Trump: “a lo mejor California, Oregon o Washington pueden ser la 11ª provincia de Canadá. […] Obtendréis sanidad universal y gratuita, y leyes de control de armas que vuestro Congreso está tan asustado de aprobar por el lobby de las armas”. Para May, Trump se beneficiaría de deshacerse de los Estados demócratas de los que no espera sus votos, ni representantes ni senadores, y los ciudadanos de estos estados de medidas normalmente defendidas por los demócratas que no logran aprobarse a nivel nacional por los vetos republicanos.

Aunque las declaraciones expansionistas de Trump se están tratando casí más en los programas de humor que de actualidad política, no sería la primera vez que el (ya) curtido dirigente sepa cómo revolver el tablero político a su favor. A pesar de que hay suficientes contrapesos internacionales como para frenar esta amenaza golpista, las solas declaraciones de Trump han supuesto una afrenta a los principios del Derecho Internacional y de la paz internacional como pocos se recuerdan. La comunidad internacional, y especialmente Europa, deben mantenerse firmes en su condena, aunque como ha demostrado May la sorna no es contraproducente para este cometido.

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