LA CONMEMORACIÓN DEL 40 ANIVERSARIO DE LA FIRMA DEL TRATADO DE ADHESIÓN DE PORTUGAL Y ESPAÑA
INFORME DEL PRESIDENTE: LA CONMEMORACIÓN DEL 40 ANIVERSARIO DE LA FIRMA DEL TRATADO DE ADHESIÓN DE ESPAÑA A LAS COMUNIDADES EUROPEAS
Madrid, 10 de junio de 2025
Francisco Aldecoa, Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo.
Tal y como recogemos en el interior de este boletín, el próximo 12 de julio se conmemora el 40 Aniversario de la firma, en 1985, de los Tratados de Adhesión de Portugal y España a la Comunidad Europea. Parece mentira lo rápido que nos han pasado estas cuatro décadas. Además, no nos solemos dar cuenta de que España ha participado, precisamente, en los momentos decisivos del proceso de construcción europea. De los 73 años desde que entró en vigor el Tratado de la CECA, España ha estado presente en 39, es decir, poco más de la mitad. Mientras que, desde que entró en vigor el Tratado de Roma en 1958, hace 66 años, España ha estado en casi dos tercios de los mismos.
En estas cuatro décadas, especialmente a partir del fin de la Guerra Fría en 1989, se han dado los pasos más importantes en la transformación del proyecto político europeo. En 1992, con la firma y vigencia del Tratado de Maastricht, en donde se va a producir el cambio de naturaleza de la Comunidad Europea, pasando de la naturaleza económica a la naturaleza política, que dio también luz a la ciudadanía europea. También, en estos 40 años, tuvo lugar la ampliación de la UE de forma cualitativa, ya que se multiplicó por tres el número de socios, pasándose de 9 a 28 Estados miembros (después 27, desde 2020 con la salida Reino Unido), y donde España siempre estuvo a favor, incluso de la última ampliación, a pesar de que le perjudicaba en la reducción de los fondos de cohesión.
Se produjeron, asimismo, las grandes transformaciones institucionales, además del Tratado de Maastricht, el de Ámsterdam y el de Niza. Posteriormente, el Tratado de Lisboa, firmado en 2007 y en vigor desde 2009. Este último Tratado es el que rescata la fallida Constitución Europea, nacida por la Convención Europea del 2002 al 2003, en donde los miembros españoles jugaron un papel destacado pero, al final, no se aprueba la Constitución, debido al rechazo en los referéndums de Francia y Países Bajos. Sin embargo, gracias a los votos españoles, el total de los votos ciudadanos a favor de la Constitución en los países que celebraron referéndum (España, Francia, Países Bajos y Luxemburgo) fue de 26.7 millones, frente a 22.7 en contra. Con ello, y a pesar de que en Francia y en Países Bajos ganó el no, el Tratado gozaba de cierta legitimidad popular.
También, en relación a la creación de la Unión Económica y Monetaria que puso en circulación el Euro, en aplicación del Tratado de Maastricht, y siendo uno de los primeros once socios fundadores. Ahora, cuando entre Bulgaria en la Eurozona en enero de 2026, son ya 21 Estados miembros los que han adoptado el euro. Por otro lado, España jugó un papel positivo en la puesta en marcha de la libre circulación de personas, a través del acuerdo de Schengen, así como el establecimiento de la Política Exterior Común, que evolucionará hacia la Política Común de Seguridad y Defensa. Se puso en marcha el Mercado Interior; se desarrolló la cohesión económica y social, en donde también los españoles fueron clave en la aplicación de la política de cohesión que tanto favoreció a España. A veces, no se suele poner de manifiesto que gran parte de estos éxitos del proyecto europeo han sido consecuencia de la participación española. No solo fuimos beneficiarios, sino que fueron, en muchos casos, propuestas de España.
No podemos terminar esta presentación sin hacer una referencia a Ucrania. En los últimos días la respuesta ucraniana a la agresión rusa ha tenido especial repercusión, al menos por tres hechos importantes. El primero por el bombardeo a través de drones mandado desde distintos puntos en Rusia en el que se destruyeron 40 aviones bombarderos en cuatro bases militares de los que se utilizan para transportar las bombas atómicas, de carácter estratégico de vital importancia, posiblemente el ataque con mayores consecuencias en los tres últimos años. Alguno de estos bombarderos tienen un valor de más de 750 millones de dólares y son irremplazables, ya que su producción está desmantelada desde los años 90. Sin embargo, cada dron ucraniano ha costado solo 400 euros.
En segundo lugar, un grupo de mujeres llamadas las “arpías”, fueron las operadoras de los drones, listas para vengarse de Rusia ya que eran generalmente viudas pero especialistas en esta materia. Y en tercer lugar la destrucción de parte de los cimientos del puente del enlace fijo entre Crimea y Rusia, dejando a Crimea prácticamente aislada. Es la tercera vez que Ucrania alcanza el puente de Kerch, tras otros ataques en 2022 y 2023, aunque esta vez a través de submarinos. Estas últimas actuaciones tienen un gran valor estratégico pero también simbólico, ya que, el daño infligido ha sido muy relevante y, sobre todo, sin víctimas humanas. Contrasta con la respuesta de Rusia, que lo que ha hecho es atacar a los civiles en distintas ciudades.
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