6º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 15/01.
Las reivindicaciones territoriales de Trump: Groenlandia, Canadá y el Canal de Panamá. Repercusiones para el Derecho internacional y el Orden Mundial.
La respuesta de los líderes europeos a las declaraciones expansionistas de Donald Trump.
Madrid, 15 de enero de 2025
Álvaro Mella, Colaborador del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo
Antes incluso de que Trump tome posesión como presidente de Estados Unidos, ya se ha desatado una tormenta diplomática por sus declaraciones imperialistas. Sus aseveraciones pueden considerarse como una forma de neo-jingoísmo completamente impropia de una democracia desarrollada del siglo XXI. Como se aclara en este boletín en varias ocasiones, Trump anhela con ensanchar los confines de la patria estadounidense, con los ojos puestos en Groenlandia, Panamá, México y Canadá.
En el plano europeo, las reacciones han sido circunspectas, ya que hay un entendimiento generalizado de que no procede en este momento confrontar con el que quizás sea el aliado más importante para los intereses europeos en estos tiempos convulsos que vive el mundo.
Desde Bruselas directamente no ha habido respuesta destacable. En España, el ministro Albares en una entrevista en la televisión pública estatal no quiso comentar las declaraciones, aunque sí defendió los principios de la Carta de Naciones Unidas, que España asume y protege. En el Reino Unido, su propio ministro de exteriores también rechazó condenar a su aliado por estas declaraciones, y afirmó que las reivindicaciones territoriales trumpistas no ocurrirían.
En Europa, la preocupación especial es en torno a Groenlandia, puesto que pese a no formar parte de la Unión Europea, sí pertenece a Dinamarca, que es un Estado miembro de la Unión. Para el gobierno danés, las afirmaciones trumpistas han sido altamente inesperadas, y parece haber una actitud dubitativa sobre cómo responder. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, aclaró que ella “no tenía la fantasía de imaginar que Trump fuera jamás a llegar a eso”, y que tampoco había ninguna intención en entrar en desavenencias arancelarias por el bien de todos (si al final Trump recurre a esta segunda opción). Frederiksen también aseguró en una rueda de prensa con el primer ministro groenlandés que “el futuro de Groenlandia pertenece a los groenlandeses”, mientras que segundos después Múte Egede (el jefe del gobierno de la isla) aclaró que “los groenlandeses no querían ser ni daneses ni estadounidenses”.
En cualquier caso, el cambio más simbólico procedente de Dinamarca llegó desde su monarquía, ya que la familia real danesa optó por cambiar por primera vez en 52 años (desde 1972) el escudo de armas del Rey para mostrar de una manera más visible tanto el oso polar y el carnero que representan los territorios de Groenlandia y las Islas Feroe.
En cualquier caso, los comunicados o declaraciones más contundentes llegaron desde los gobiernos de Francia y Alemania. Mientras el ministro de exteriores francés hizo un llamamiento a la UE para que “despierte” antes de que se imponga la ley del más fuerte, el canciller alemán recordó a Trump que todos los países del mundo están obligados a acatar el derecho internacional y la inviolabilidad de las fronteras.
Aún es pronto para saber si las declaraciones de Trump reflejan sus verdaderas intenciones territoriales, si son meros intentos de desviar la atención de los focos puestos en él sobre su culpabilidad en el Escándalo Stormy Daniels, o si se trata de un órdago para que se le compense en un futuro con exigencias de menor calado, mientras oficialmente presenta una actitud artificiosa en el que se hace pretender demandar concesiones impracticables para el orden y el derecho internacional.
En cualquier caso, la UE debe encontrar en este tipo de comportamientos y escenarios un catalizador para seguir impulsando su cohesión e integración en clave federal.
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