El objetivo de este breve artículo es realizar una primera aproximación a la defensa europea, poniendo énfasis en los cambios que se han producido en el último lustro. Ante todo, debemos exponer los dos principales acontecimientos que dan sentido a la actual Política de Defensa de la Unión Europea. Por un lado, su nacimiento y por otro, su relanzamiento.
Para empezar, conviene recordar los principales acaecimientos de la aparición y de la evolución de la defensa europea. Para explicar su nacimiento hay que remontarse al Tratado de Maastricht (1992), tratado con el cual nació la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), uno de los tres pilares de la Unión Europea (UE).
A finales de los años 90, mientras el Tratado de Maastricht y la PESC se están desarrollando, se firma el tratado de Ámsterdam, el cual da a luz la Política Exterior y de Seguridad y Defensa (PESD) que se ubica dentro del marco de la PESC. Con el desarrollo de la PESD, se ponen en marcha las operaciones civiles y militares de gestión de crisis en el exterior sobre el cual la UE sigue trabajando hoy en día.
También en el Tratado de Ámsterdam aparece la nueva figura del alto/-a representante de la PESC (el primer alto representante fue el español Javier Solana). Esta figura nace con la voluntad de dirigir y coordinar la PESC aunque en su primera concepción sus competencias eran bastante limitadas si las comparamos con la actual figura del alto/-a representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Teniendo en pleno funcionamiento la PESC, la PESD y la figura del alto representante de la PESC, la defensa europea contará con una reforma y ampliación de su alcance a partir de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa en 2009. Con el nuevo Tratado de Lisboa se incorpora en los tratados un conjunto de instrumentos para profundizar en la importancia de la defensa europea y poder desplegar una verdadera Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), política que nace a partir de la Convención Europea para una Constitución de Europa. Sin embargo, al no prosperar dicha Constitución, tendremos que esperar hasta el Tratado de Lisboa para su entrada en vigor.
Hasta aquí, hemos descrito de forma muy general la evolución de la defensa europea desde su nacimiento hasta la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Ahora, pasaremos a explicar el nuevo impulso que experimenta la PCSD a partir de 2015. Es importante recalcar que el retraso del pleno desarrollo de la PCSD así como el de sus instrumentos, no se producen debido a la gran crisis económica.
Llegados a este punto, debemos presentar los tres sucesos más importantes que han contribuido con gran importancia en el avance e impulso de la defensa europea y que también han contribuido a una mayor cohesión entre los países miembros de la UE. Estos tres sucesos son: la presentación de la Estrategia global por parte de la alta representante Federica Mogherini en junio de 2016, el Brexit y la Elección de Trump como presidente de los Estados Unidos de América.
Para desarrollar la PCSD y, muy especialmente, la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO en sus siglas en inglés. Uno de los instrumentos de la PCSD que explicaremos más adelante) y con ello dar credibilidad a la Unión Europea como Actor Global, Actor Normativo, Actor Diplomático y ahora Defensivo, se ha dado distintos pasos estratégicos. En primer lugar, y más importante, es la presentación de la Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea de Federica Mogherini de junio 2016. Con esta Estrategia se plantean nociones tan importantes como la Autonomía Estratégica, explorar más aún en el carácter de Potencia Normativa, así como potenciar el carácter de Actor Global.
En segundo lugar, encontramos los dos “federadores” internos y externos que han permitido una mayor cohesión entre los países miembros de la UE. Estos dos sucesos han sido por un lado, el Brexit como federador interno, y por otro lado, la elección de Trump como presidente de los Estados Unidos como federador externos. Ambos acontecimientos han contribuido a que todos los países de la UE adoptaran posiciones comunes como afrontar los desafíos que planteaban ambos sucesos y han provocado una cohesión interna que hacía años que no se veía en el seno de la UE.
Después de haber hablado del Tratado de Lisboa y de haber mencionado rápidamente los elementos más importantes que causan el relanzamiento de la PCSD, tenemos que explicar otros sucesos igual de importantes en su conjunto que también han impulsado la ola de cambio que sacude la defensa europea a partir de 2015.
En los últimos 10 años, hemos experimentado un cambio del contexto a nivel internacional y federal, que ha propiciado una serie de cambios internos provocando susodicho relanzamiento. Estos cambios son de dos tipos:
Por un lado, encontramos los cambios contextuales que a la vez se subclasifican entre cambios contextuales propios y cambios contextuales externos, y por otro lado, los cambios formales o legales.
Cambios contextuales propios:
- La toma de conciencia al pasar a ser una potencia global, buscando una autonomía estratégica y responsabilizándose en cuanto a su propia defensa como actor autónomo.
- La difusión de la percepción, que hasta ahora separaba la seguridad interna de la externa.
- El agravamiento de la percepción de riesgos y amenazas en nuestros vecinos por parte de los estados y ciudadanos…
Cambios contextuales externos:
- La anexión de la península de Crimea por parte de Rusia.
- Los conflictos armados en territorios ucranianos.
- La consolidación de una entidad territorial por parte del Daesh.
- La intromisión rusa en procesos electorales occidentales.
Referente a los cambios de carácter formal o legal, nos encontramos con un conjunto de decisiones, compromisos, conclusiones, etc., que los estados miembros y las instituciones han tomado para poner en marcha el pleno desarrollo de la PCSD. Como efeméride más importante y preludio de todo el desarrollo de la PCSD, encontramos la activación por parte de Francia en 2015 de la cláusula de ayuda mutua contemplada en el Artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europea tras los atentados de París unos días antes.
Los instrumentos de los cuales dispone la defensa europea en los tratados para llegar a su pleno desarrollo, o al menos tal y como está concebida hoy en día dicha defensa, son los siguientes: la Alianza defensiva, contemplada en el artículo 42.7, la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO), la Agencia Europea de Defensa, prevista en el artículo 42.2, y finalmente la cláusula de solidaridad recogida en el artículo 222 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).
De estos cuatro instrumentos, aunque todos son importantes por igual, destacaríamos los dos primeros. Por una parte, la alianza defensiva, también denominada cláusula de asistencia mutua, y por otra parte, la PESCO. Conjuntamente, este último es el más importante en el ámbito práctico para desarrollar y hacer creíbles los otros tres instrumentos y, además, la potencialidad de la Unión Europea a nivel Internacional.
Por último, señalar la declaración y la hoja de ruta de Bratislava, redactadas en el mismo año que la Estrategia. En ellas se expone lo que se denomina “Paquete de defensa” y que consiste en dos planes: el Plan de Aplicación en Ámbito de Seguridad y Defensa de la Estrategia Global, y el Plan de Acción Europeo y la reformulación de relaciones con la OTAN.
Esta aproximación no tiene vocación de ser exhaustiva, pero más bien tiene por objetivo dar al lector unas herramientas de comprensión, dado que la evolución y desarrollo que están teniendo la PESC y la PCSD son muy importantes en el momento de profundizar cada vez más en la cooperación entre países miembros de la Unión Europea y para avanzar hacia un federalismo europeo, idea que el Movimiento Europeo ha defendido y sigue haciéndolo desde hace 70 años.
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