En el año 2019 se ha confirmado el relanzamiento europeo, tal y como hemos venido defendiendo, ya que se han reforzado las instituciones comunes a partir del nuevo ciclo político con una nueva triple legitimidad: como consecuencia del importante incremento de la participación ciudadana en las elecciones europeas de 23-26 de mayo de 2019; por el gran respaldo a la Comisión Europea de Ursula von der Leyen por parte del Parlamento Europeo el 27 de noviembre de 2019; y por el incremento de la percepción positiva de los ciudadanos europeos respecto al proyecto político medido a través del último eurobarómetro de noviembre de 2019.
Se refuerza la legitimidad del sistema institucional debido a la importante participación en las elecciones al Parlamento Europeo con el 50,6% del censo, la mejor desde hace 25 años, en las elecciones de 1994; y a pesar de la baja participación de los países de la ampliación y del Reino Unido, en torno al 35%, sin contar con ellos la participación hubiera sido cercana al 60%. Este aumento se debe en parte a que los jóvenes que han participado por primera vez lo han hecho de forma más mayoritaria que las anteriores generaciones. En la encuesta también se comprueba la mejora de la percepción de los jóvenes hacia el Parlamento Europeo.
La nueva presidenta de la Comisión Europea, después de conseguir el respaldo del Parlamento Europeo el 16 de julio de 2019 con un resultado ajustado de solo nueve votos de diferencia, durante los siguientes tres meses consiguió ganarse un mayor respaldo del Parlamento Europeo. En los “hearings” tuvo que cambiar a tres comisarios propuestos, con lo que se retrasó un mes la sesión de aprobación definitiva de la Comisión Europea, hasta la sesión del 27 de noviembre de 2019. En esta obtuvo un apoyo sin precedentes, ya que alcanzó el 65% de los votantes y el 60% de la Cámara, apoyo que no encontramos en ningún Estado miembro; con lo que la Comisión Europea obtiene una gran legitimidad.
Esta Comisión se ha comprometido con una agenda innovadora y audaz que refleja en gran medida las aspiraciones de la sociedad europea, sintetizadas en las seis prioridades que se han negociado con las cuatro principales fuerzas políticas de la Cámara:
1. El Pacto Verde Europeo con objeto de alcanzar los acuerdos de París. Esta acción pondrá en marcha una economía limpia;
2. La profundización de la Unión Económica y Monetaria a la vez que se desarrolla el Pilar Social Europeo que busca recuperar el modelo europeo de sociedad;
3. La implementación de la agenda digital para Europa con objeto de reducir el “gap” tecnológico con USA y China;
4. El relanzamiento un nuevo pacto para la inmigración;
5. Hacer que la Unión Europea sea un actor más fuerte en el mundo;
6. Reforzar la democracia europea estableciendo una cooperación con el Parlamento Europeo más profunda y transparente.
Desde el día 1 de diciembre de 2019 está en marcha la Comisión Europea más paritaria en materia de género (15 hombres y 12 mujeres), con 27 comisarios incluida la presidenta y con una estructura que pretende ser más eficaz. Existen tres vicepresidentes ejecutivos y otros cinco vicepresidentes. Su composición política es de un equilibro entre las principales fuerzas políticas pro europeas: nueve socialdemócratas, nueve populares, seis liberales, un verde y un conservador.
Tal y como refleja el eurobarómetro de otoño -Parlametro 92.2-, la percepción del ciudadano es de una creciente positiva actitud de apoyo a la Unión Europea, alimentada por el creciente interés por los asuntos europeos. Existe un mayor respaldo al papel del Parlamento Europeo a pesar que de que creen que los asuntos políticos no van en la buena dirección, si bien se ha reducido esta tendencia en los seis últimos meses. También existe una satisfacción con la democracia europea que es mejor que la nacional y que también aumenta en los últimos meses defendiendo el firme propósito de conseguir más influencia del Parlamento Europeo, aunque el encuestado lo considera suficiente.
Son preocupantes los resultados del caso español, a la cola en cuanto a la percepción de la democracia en la Unión Europea, 45% en contra y 42% a favor, frente a la media europea de 42% en contra y 52% a favor. En todo caso, tanto en España como en la media europea es mejor la percepción de la democracia en la Unión que la del propio país. También sale negativo el interés de los españoles respecto a los asuntos europeos. La media europea es el 36% y en España el 26%. La imagen muy positiva del Parlamento Europeo es del 33% en la media europea y en el caso de España es del 25%, la tercera por la cola. Sin embargo, el 80% defiende que el Parlamento Europeo juegue un rol más importante, el segundo mayor resultado, bastante por encima de la media.
¿Cuáles son las demandas que tenemos para 2020 la sociedad civil organizada, teniendo en cuenta esta triple legitimidad? A mi juicio son las siguientes: la primera, que se aplique la legitimidad de ejercicio, es decir, que se ponga en marcha el programa respaldado por el Parlamento Europeo y que se cumpla. Hay que señalar que ya se han publicado dos comunicaciones de la Comisión Europea de gran relevancia y que reflejan el nuevo rumbo: el Pacto Verde Europeo del 11 de diciembre de 2019 y, la otra, la estrategia anual de crecimiento de 2020 de 17 del diciembre de 2019, en las que se establecen las líneas directrices del rumbo a seguir a lo largo de los próximos años. Las siguientes se harán públicas en las próximas semanas, es decir, la Comisión Europea ha empezado un mes tarde, pero con celeridad y con fuerza.
En segundo lugar, dada esta gran legitimidad, la Comisión Europea debe tener la audacia de presentar un nuevo marco financiero plurianual más ambicioso, ya que el conocido fue propuesto en 2018 por la Comisión anterior. El marco debe reflejar el nuevo programa político, económico y social de la nueva Comisión ya que ahora tiene un planteamiento más audaz y exige nuevos medios financieros para las nuevas ambiciones. Además, tiene más tiempo dado que la resolución definitiva del marco financiero plurianual no se va a resolver hasta la presidencia alemana del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre. En tercer lugar, el Movimiento Europeo Internacional y algunas secciones nacionales debemos estar presentes en la Conferencia Europea que se convocara próximamente, tal y como defendí en la Comisión Constitucional del Parlamento Europeo el 4 de diciembre de 2019, con objeto de fortalecer la participación de la ciudadanía más allá de la actuación de las instituciones. En la Agenda para Europa que propone la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen en julio de 2019 dice lo mismo cuando señala que “la Conferencia debe reunir a los ciudadanos (con una fuerte presencia de los jóvenes y la sociedad civil) y a las instituciones europeas como socios en pie de igualdad (…); también estoy abierta a modificaciones de los tratados”.
El 1 de febrero del año en curso el Reino Unido dejará de ser un Estado miembro después de haberlo sido durante 47 años, lo cual es algo triste para todos los europeos, pero es una oportunidad para el proyecto europeo que podrá avanzar sin cortapisas. En el Parlamento Europeo el peso de los euroescépticos será bastante menor al retirarse los 73 eurodiputados británicos, de los cuales la mitad están en esta tendencia. En el Consejo también perderá peso esta opción ya que se va el Estado líder en frenar los avances y, por tanto, se reducirán los bloqueos. Confiamos que la Comisión y su negociador principal, Michel Barnier, obtengan un acuerdo equilibrado para la relación futura, equivalente al que han obtenido para la retirada del Reino Unido y que se mantenga en una cooperación leal.
Por último hay que resaltar que con la retirada del Reino Unido se redescubre la vocación federal del conjunto del proyecto europeo que estaba clara en la declaración Schuman, de la que este año celebramos su 70 aniversario. Es sabido que la vocación federal incluso apareció en el tratado de Maastricht y se retiró en el último momento en el Consejo Europeo de 1992 debido al veto británico. Con el brexit esperamos que se recupere no solo la vocación federal de Maastricht sino el sentido completo del proyecto federal de la declaración Schuman de hace siete décadas.
La situación internacional del año 2020 demanda más Europa, como señala expresamente la presidenta Von der Leyen cuando dice en su discurso de 27 de noviembre de 2019: “El mundo necesita nuestro liderazgo más que nunca. Para mantener nuestro compromiso con el mundo, para ejercer un poder responsable. Para que seamos esa fuerza de paz y cambio positivo”; afirmación coherente con las palabras de su Agenda: “el multilateralismo está en el ADN de Europa, es nuestro principio motor en el mundo. La Comisión seguirá defendiendo este enfoque y velará por mantener y actualizar el orden mundial basado en normas”.
Utilizaba en el título la expresión “manos a la obra” que era pronunciaba por la presidenta de la Comisión Europea durante su discurso del 27 de noviembre de 2019. Creo que Europa esta en marcha y en la buena dirección y que goza de una nueva triple legitimidad tanto del sistema político como del nuevo gobierno comunitario y del apoyo y percepción de los ciudadanos sobre este nuevo relanzamiento. El problema es que en España no hay conciencia de esta nueva situación, como lo refleja el eurobarómetro citado. Sin embargo, para que el proyecto funcione hace falta que el “manos a la obra” sea de todos y no solo de la Comisión Europea y, para ello, hay que conocer y participar activamente en el proyecto en marcha.
Francisco Aldecoa Luzárraga
Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo
Catedrático de Relaciones Internacionales en la UCM
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