El Brexit, efectos en Canarias

Ante decisiones equivocadas, situaciones inmanejables. Los británicos (no todos) han votado SÍ al Brexit, a su salida de la Unión Europea. Esta decisión basada en mentiras y medias verdades que sus promotores se han apresurado a desmentir 24 horas después del referéndum, sumirá a la Unión Europea, y sobre todo al Reino Unido en un periodo de gran y muy peligrosa indefinición. Periodo en el que los líderes políticos que han impulsado la decisión no estarán, toda vez que han tenido la indecencia de dimitir tras el fiasco provocado.

Nos han dejado a los demás con el trabajo de intentar solventar la situación. Ahora toca negociar el mayor paquete de desregulación que se ha producido en la historia en un país. Tendremos varios años por delante de tensión, incertidumbre, y de jugarnos el futuro tanto de los aislados isleños como de los unidos continentales. Negociaremos cómo queda el mercado común, la libertad de movimiento de trabajadores europeos, la libertad de movimiento de ciudadanos en Europa, la alianza política con el Reino Unido, las relaciones financieras, económicas… El Reino Unido decidirá si la normativa de la Unión que sin duda ha mejorado técnicamente la que aplicaban anteriormente sigue vigente o no. El presupuesto de la Unión decrecerá posiblemente en 8.000 o 9.000 millones de Euros. Por supuesto esta situación provocará tensión, auge del populismo sin fondo y una profunda mirada hacia dentro de la Unión. Confío en que de este proceso surja la evidente noticia de que dentro se está mejor que fuera.

Y en esta situación de general incertidumbre no sólo sufrirá la identidad británica debatiéndose sobre cómo estará mejor, si dentro o fuera. Sufrirá la crisis intergeneracional provocada. Y también la identidad inter naciones de la isla en la que Gales, Inglaterra, Escocia o Irlanda del Norte parten de posiciones diferentes.

Para Canarias esta situación también traerá mucha incertidumbre y desconocimiento de los efectos que provocará y que todos sufriremos. Desde la perspectiva histórica, las islas siempre tuvieron una relación privilegiada con el Reino Unido. Empresarios británicos dominaron el comercio del plátano, del tomate, de la cochinilla, a lo largo de los siglos. Los asentamientos británicos fueron importantes en las islas, por ejemplo, el Puerto de Las Palmas se construyó con capital inglés, sirviendo las islas de base logística imprescindible para sus descubrimientos y conquistas en África. Incluso en épocas en las que España estuvo en guerra con la pérfida Albión se permitió el comercio entre Inglaterra y Canarias. La salida de la Unión y su nuevo estatus afectarán, y suponemos que no para bien, a las islas.

Porque hoy en día, Gran Bretaña es el socio económico más importante de Canarias en Europa.  Por el turismo, en el que de los 11,6 millones de habitantes anuales que hemos tenido, el número más elevado es el de británicos, el 31%, debiendo acudir a los escandinavos, como segundos turistas en número, con un 22%. Una devaluación de la libra y posible recesión en el Reino Unido provocará menos posibilidades de viajar a los ingleses y menos capacidad de gasto. Unas mayores dificultades para entrar en España de turismo –improbables, creo yo-, podrían hipotéticamente dificultar el trámite de coger un avión y estar en tres horas en el paraíso, olvidando la niebla y la lluvia inglesas.

Por otro lado, si bien las exportaciones de tomate y plátano de Canarias al Reino Unido están en su momento más bajo de la última década, evidente una mayor debilidad de la economía inglesa no harán más que incidir en las dificultades que experimentan las exportaciones canarias en la actualidad.

En lo social, 30.000 británicos viven de forma estable en las islas, la tercera mayor comunidad, por detrás de italianos y alemanes. La debilidad de la libra les dificultará vivir como hasta ahora. La restricción de movimientos condicionará su establecimiento permanente. La inaplicación del acervo comunitario a su país provocará dificultades en las prestaciones sanitarias, relaciones sociales, administrativas que reciban. Y todo esto le afectará a ellos, claro está, pero también a los que convivimos en estas islas con los británicos de forma natural y con una adaptación estupenda.

El Gobierno de Canarias ya ha puesto en marcha, como muchas otras autonomías, un grupo de trabajo. Será coordinado por el Consejero de Economía, Industria, Comercio y Conocimiento, y formarán parte de él, empresarios, sindicatos, instituciones políticas, sociales y culturales de las islas, según se ha anunciado. Desde luego en este proceso estamos todos, y a todos nos va a afectar. Un ejemplo, el Cabildo de Tenerife ya ha puesto en marcha una campaña publicitaria para intentar no perder al turista británico, con una campaña denominado “Abraza a un británico”.

¿Era necesaria tanta zozobra provocada por una campaña llena de falsedades y de medias verdades (la mayor de las mentiras) que provocará de forma inmediata una crisis social e institucional en el Reino Unido como nunca se ha visto y que perjudicará la vida, primero de los británicos, y después de los europeos? ¿Pueden los políticos populistas dañar tanto a sus conciudadanos, para los que trabajan, y después irse?

Solo la historia nos aclarará qué pasará con el Reino Unido, con la Unión, con España y con Canarias tras esta funesta decisión, mientras tanto debemos trabajar para lograr que el daño sea el menor posible estrechando lazos donde otros quieren poner barreras.

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