Conferencia sobre el Futuro de Europa: aprovechar la recuperación para relanzar el proyecto

Bartolomé Torrico Carvajal

“La Conferencia sobre el Futuro de Europa: aprovechar la recuperación para relanzar el proyecto”. Este es el título de un ensayo que, en treinta páginas, pretende responder a dos cuestiones:

¿Qué cambios y reformas deberían discutirse en la Conferencia? Esto incluye tanto orientaciones políticas como reformas institucionales.

¿Cómo se debería organizar la Conferencia para tener las máximas repercusión y participación? Especialmente teniendo en cuenta a la población joven.

Para ello, se realiza un análisis dinámico de las reformas más necesarias y realistas, incluyendo las políticas de la UE, su proceso legislativo, las instituciones, y los Tratados. La Conferencia debe plantearse como un nuevo salto hacia delante en el proceso de integración europeo, relanzándolo tras una época de múltiples crisis: la Gran Recesión, el Brexit, y la pandemia del coronavirus. Si vemos estas crisis como retos superados o catalizadores del proceso de integración, y teniendo en cuenta que los Tratados no se reforman desde Lisboa (2009), la Conferencia se presenta como el foro ideal donde discutir y presentar los cambios que necesita la UE.

Estos cambios están orientados a adaptar la UE a los retos de hoy. Son un paso más en el proceso de integración, pero acompasado al ritmo actual de lo que los 27 Estados miembros pueden aceptar o, como mínimo, discutir. Así, en el campo del Derecho derivado, las propuestas giran en torno a tres ejes. La Unión Económica y Monetaria, la Política Exterior y de Seguridad Común, y la legitimidad democrática. En cuanto al Derecho originario, las propuestas persiguen siempre la simplificación y la racionalización. Así, se aboga por la unificación y simplificación de los Tratados, y por una mayor participación de la Comisión en la PESC, y del Parlamento en el proceso legislativo. Las propuestas más ambiciosas vendrían por la reforma de las instituciones en sí. Para la Comisión, fusión de las presidencias de la Comisión y del Consejo Europeo. Para el Consejo, creación de una presidencia permanente. Y para el Parlamento, mayor proporcionalidad y una sola sede.

Por último, se proponen diversos modos de aumentar el impacto y la participación de la Conferencia, utilizando medios y formatos innovadores, y atrayendo a todos los sectores de la población – especialmente a los jóvenes. El ensayo concluye que, para dar a la Conferencia la máxima repercusión y la visibilidad deseada, ésta no debe celebrarse hasta que la pandemia del coronavirus permita su correcto desarrollo.

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