Sr. D. Jo Leinen:
Presidente del Movimiento Europeo (MEI)
Querido Presidente:
He leído con profundo desagrado y estupor unas declaraciones que se te atribuyen, en virtud de las cuales habrías dicho, refiriéndote a Escocia y Cataluña, “que serían parte de la Unión Europea desde el día uno de su independencia”.
Tal afirmación resulta sencillamente inaceptable y es muy grave que la haya pronunciado quien preside el Movimiento Europeo, ya que está en contra del espíritu y los valores que han inspirado a nuestra organización en defensa y promoción de la integración europea desde su fundación misma.
En efecto, nosotros hemos defendido siempre que un rasgo esencial de la Unión Europea es ser “una comunidad de Derecho”. Todo su entramado institucional y su vida interna deben atenerse a este principio fundamental. Nunca debemos ser nosotros quienes propugnemos soluciones extrajurídicas. Es mucho lo que se juega la Unión Europea, su existencia misma, si no observamos el máximo respeto a las reglas jurídicas que nos hemos dado.
Pues bien, resultan evidentes, al menos dos cosas, conforme a lo que dicen nuestros Tratados, interpretados con arreglo a los criterios del Derecho Internacional Público y al acervo común del Derecho Constitucional de nuestras democracias.
La primera es que en el supuesto, por muy lejano que fuere, de que una parte de un Estado miembro se independizara unilateralmente, nacería un “nuevo Estado”, que, como tal dejaría automáticamente de pertenecer a la Unión y, por ello, resultarían de aplicación en su totalidad las normas relativas a la adhesión de nuevos Estados. No serían posibles los atajos, pues así se derrumbaría el edificio de nuestra Comunidad de Derecho, que resulta tan esencial salvaguardar.
La segunda es que, conforme proclama el artículo 3 bis del Tratado de Lisboa, la Unión Europea “respetará las funciones esenciales de cada Estado miembro, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial”; y, asimismo, que “respetará su identidad nacional, inherente a las estructuras fundamentales políticas y constitucionales de éstos”. Es decir, las cuestiones internas de España han de ser abordadas y resueltas conforme a las normas constitucionales que nos hemos dado los españoles, que merecen la máxima consideración y respeto. En este sentido, los casos de Escocia y Cataluña no pueden ser metidos en el mismo saco, puesto que obedecen a estructuras políticas y constitucionales absolutamente diferentes.
El Movimiento Europeo debería atenerse escrupulosamente a estas consideraciones, que te he expuesto muy sucintamente. No te pido ni más ni menos. Porque en esta hora delicada que vive Europa el Movimiento Europeo debe ocuparse centralmente a lo que le corresponde: la defensa y promoción de los valores que han sustentado el proceso de integración europea, máxime cuando hay corrientes de opinión en nuestras sociedades que los atacan y cuestionan el gran proyecto histórico, que es la razón de ser de nuestra organización. Es a estas actividades a las que nos dedicamos lealmente en el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo.
Por todo ello, querido Presidente, te ruego encarecidamente que, de ser ciertas las declaraciones que se te atribuyen, sean reconsideradas y aclaradas debidamente, en bien del Movimiento Europeo
Cordiales saludos,
Eugenio Nasarre
Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo
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