LA CONMEMORACIÓN DEL 40 ANIVERSARIO DE LA FIRMA DEL TRATADO DE ADHESIÓN DE PORTUGAL Y ESPAÑA
ENTRADA DE BULGARIA EN LA EUROZONA
Madrid, 10 de junio de 2025
Carlota Muñoz de Valentín, Colaboradora del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo.
Después de más de 20 años de la creación de la eurozona y con 20 países, siendo el último en unirse Croacia en 2023, hoy un nuevo miembro de la UE decide formar parte de este ámbito tan importante del mercado común europeo. Bulgaria, tras una evaluación positiva de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo, se encuentra en el momento ideal para incorporarse a la zona euro. Se prevé su entrada para el 1 de enero de 2026.
La adhesión de Bulgaria a la eurozona no es un hecho aislado sino el resultado de un proceso de integración económica y política a largo plazo que comenzó hace más de dos décadas. Bulgaria ingresó en la Unión Europea en 2007, junto con Rumanía, como parte de la ampliación hacia el este tras la caída del bloque soviético. Desde entonces, el país se ha comprometido a adoptar el euro como parte de sus obligaciones comunitarias. Sin embargo, este paso requiere cumplir estrictos criterios de convergencia, conocidos como criterios de Maastricht, que incluyen la estabilidad de precios, disciplina fiscal, estabilidad del tipo de cambio y tipos de interés moderados. Un paso clave en este cambio fue su ingreso al Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio II (ERM II) en julio de 2020. Este mecanismo actúa como una “sala de espera” obligatoria para los países que desean adoptar el euro, y exige mantener la moneda nacional dentro de un margen de fluctuación estrecho respecto al euro durante al menos dos años. Pese a haber cumplido inicialmente con la disciplina cambiaria, Bulgaria no logró alcanzar en 2023 ni 2024 el umbral requerido en materia de inflación y estabilidad política, lo que pospuso su entrada. La situación se vio agravada por una sucesión de crisis políticas internas que paralizaron las reformas estructurales y retrasaron decisiones técnicas. Una vez aceptada su entrada en la eurozona, el proceso de adopción del euro no será inmediato. Se trata de una transición técnica, financiera y comunicativa cuidadosamente planificada, cuyo objetivo es minimizar disrupciones y garantizar una conversión fluida para ciudadanos, empresas y bancos. El pasado 4 de junio, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo publicaron los informes de convergencia confirmando que Bulgaria cumple los cuatro criterios de Maastricht: estabilidad de precios, salud fiscal, tipos de interés a largo plazo y estabilidad cambiaria dentro del MTC II. Sin embargo, la decisión final queda pendiente del Consejo de Ministros de Economía (Ecofin), quienes validarán en la reunión de julio el tipo de cambio definitivo y darán el visto bueno político. En esta reunión no solo se aprobará la fecha de entrada, sino que se fijará el tipo de cambio irrevocable entre el lev búlgaro (BGN) y el euro (EUR), siendo éste el vigente desde los años 90 (1 EUR = 1,95583 BGN). Uno de los mecanismos para facilitar el cambio para los consumidores será el doble etiquetado de precios, una exigencia de la Comisión Europea para combatir la percepción de inflación. En primer lugar, la transición comenzará un mes después de la aprobación oficial del Ecofin y todos los productos, servicios y facturas deberán mostrar precios en lev y en euros durante al menos 12 meses, antes y después de la introducción formal del euro. Por tanto, se establecerán multas para empresas que abusen del redondeo o que se aprovechen del cambio para subir precios injustificadamente. Una vez se apruebe la entrada en vigor del cambio del lev al euro, el 1 de enero de 2026, todas las cuentas bancarias se convertirán automáticamente del lev al euro, respetando el tipo de cambio oficial. Esto incluye los depósitos, préstamos, fondos de inversión y tarjetas de débito y de crédito; salarios, pensiones y ayudas sociales; así como en pagos oficiales, seguros y tarifas públicas. El Banco Nacional de Bulgaria y el Banco Central Europeo serán los encargados de velar por la transparencia y la gratuidad del proceso, por lo que no se cobrarán comisiones por el cambio de divisas. Durante el primer mes de 2026, se permitirá la circulación simultánea de euros y levs en efectivo, siendo obligatorio que los comercios acepten ambos aunque las devoluciones sean en todo momento en euros. Se habilitarán puntos de canje gratuito de efectivo en bancos, oficinas de correos y entidades designadas. Después del 31 de enero de 2026, solo el euro será la moneda de curso legal. No obstante, el Banco Nacional permitirá el cambio de billetes y monedas de lev durante un período actualmente indefinido para billetes y limitado para monedas. Se estima que será entre uno o cinco años, siguiendo la tendencia de los últimos países. La adopción del euro implica un ajuste profundo en el funcionamiento del Estado y el sistema financiero, requiriendo que las infraestructuras informáticas del Banco Nacional y de los comerciales migren a un sistema compatible con el Banco Central Europeo. Asimismo, se llevarán a cabo cambios en estadísticas, contabilidad pública, informes económicos y normas fiscales; siendo necesario un entrenamiento de personal actualizado, con actualizaciones de software y revisión de contratos en todo el aparato público y empresarial. Todo ello será supervisado por el Mecanismo Único de Supervisión del BCE, lo que supone una pérdida de autonomía monetaria pero un refuerzo de estabilidad. La adopción del euro por parte de Bulgaria representa mucho más que un cambio de billetes y monedas, es un paso estratégico hacia la consolidación económica, financiera y geopolítica del país dentro del núcleo institucional de la Unión Europea. Aunque también existen riesgos y desafíos, el ingreso a la eurozona promete una serie de beneficios sustanciales a corto, medio y largo plazo. Uno de los beneficios más inmediatos y tangibles será la eliminación del coste de conversión monetaria en las relaciones comerciales y turísticas con los países del euro. Las exportaciones e importaciones se volverán más eficientes, ya que se evitarán las pérdidas por fluctuaciones de tipo de cambio y comisiones bancarias por divisas. Uno de los objetivos centrales es acercar las economías periféricas a los niveles de vida del núcleo europeo. Aunque el proceso es gradual, la adopción del euro tiene efectos positivos a largo plazo en el poder adquisitivo. Al reducir los costes financieros y mejorar la confianza en la economía, se estimula el crecimiento. A medio plazo, se espera un incremento real del salario medio y una mejor capacidad de compra de bienes y servicios europeos. Bulgaria podrá participar plenamente en las decisiones económicas y monetarias que afectan al conjunto del continente.
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