2. Una Unión más amplia para una Europa más fuerte

24º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 17/11.

CONSTRUYENDO LA EUROPA DEL FUTURO: AMPLIACIÓN, CLIMA Y SEGURIDAD

UNA UNIÓN MÁS AMPLIA PARA UNA EUROPA MÁS FUERTE

Madrid, 17 de noviembre de 2025

Natalia Viejo, Colaboradora del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo

El paquete de ampliación de 2025 refleja el enfoque actual de la Unión Europea, que combina fondos históricos con exigencias en Estado de Derecho, viendo la ampliación como una inversión en estabilidad. Mientras Ucrania y Moldavia avanzan por urgencia geopolítica, otros como Serbia o Bosnia se estancan por crisis internas. El desafío es el siguiente: una UE ampliada ganaría influencia en la escena internacional, pero tiene asociado una gestión más compleja, que requeriría reformas institucionales y cohesión interna para evitar divisiones. 

El pasado 4 de noviembre, la Comisión Europea adoptó su paquete anual de ampliación de 2025, un documento que marca un punto de inflexión en el proceso de integración europea y que llega apenas tres semanas después de que el Parlamento Europeo reafirmara la necesidad de la reforma de los Tratados antes de la ampliación como una prioridad estratégica para la UE mediante la Resolución P10_TA(2025)0247. 

Cuenta con diez países candidatos en distintas fases de negociación: Montenegro, Albania, Ucrania, Moldavia, Serbia, Macedonia del Norte, Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Turquía y Georgia. Once con Armenia, que presentó una solicitud formal de adhesión en octubre de 2024, aunque la Comisión aún no la ha evaluado en el paquete de 2025, lo que sugiere que su proceso está en una fase incipiente. Así pues, la Unión Europea enfrenta un escenario complejo: la oportunidad de consolidarse como un actor global más influyente y la necesidad de garantizar que el ensanche no comprometa su cohesión interna. 

El informe de la Comisión no solo evalúa los avances de cada candidato, sino que también considera la ampliación una inversión en seguridad y estabilidad. 

Para este proceso, la UE prioriza el mérito, pero también reconoce la urgencia geopolítica. Montenegro, Albania, Ucrania y Moldavia destacan como los países que más han progresado en 2025, especialmente en áreas como el Estado de Derecho, la lucha contra la corrupción y la reforma de la administración pública. Montenegro aspira a finalizar el proceso en 2026 —si mantiene el ritmo de las reformas—, mientras que Albania busca concluir las negociaciones en 2027. Ucrania y Moldavia, a pesar de estar marcados por un contexto de guerra y las amenazas híbridas, han pasado el primer examen formal de las negociaciones y cuentan con el respaldo europeo por medio de paquetes financieros (condicionados a evitar retrocesos en las políticas en un futuro, en caso de producirse la adhesión).   

Sin embargo, el proceso no es homogéneo: los escenarios mencionados contrastan con los de Macedonia del Norte, Serbia, Kosovo, Bosnia y Herzegovina, Turquía o Georgia. La situación que se observa está marcada por la falta de enmiendas constitucionales, tensiones bilaterales no resueltas, estancamientos políticos, retrocesos en derechos fundamentales o negociaciones paralizadas. La ampliación, un proyecto que se realiza a distintas velocidades, refleja la importancia para la Unión de no sacrificar sus estándares en favor a agilizar los trámites de adhesión. 

Como resumió la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen: «Una Unión más amplia significa una Europa más fuerte». La meta es clara: concluir negociaciones con varios candidatos antes de 2030, siempre que cumplan los estrictos criterios de mérito y la calidad de las reformas. 

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