Confirmada la oportunidad del Brexit para España y la UE

En el número 9 de esta publicación, apenas dos semanas después del Brexit, defendí el que el mismo significaba una oportunidad para la Unión Europea, ya que, el Reino Unido había frenado durante su pertenencia a la Unión Europea, la vocación federal de ésta, y las decisiones concretas en torno a la puesta en marcha de tres importantes objetivos: el desarrollo del modelo social, la Unión Económica y Monetaria y la Política y Exterior y especialmente, la Política de Defensa; y por tanto, su marcha facilitará su implementación.

Año y medio después, se confirma esta impresión y la Unión Europea está sabiendo transformar un grave problema, el del Brexit, en un proyecto político, aprovechando esta oportunidad. Así, el propio presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en el debate sobre el estado de la Unión de septiembre de 2016, afirmaba: “estamos ante una crisis existencial”. Un año después, el 13 de septiembre de 2017, en el mismo discurso sobre el estado de la Unión, decía prácticamente lo contrario: “el viento está en nuestras velas”, ya que entendía perfectamente que de un problema estábamos consiguiendo relanzar el proyecto europeo.

No han sido solo palabras, sino que en los tres últimos meses vemos como se ha avanzado de forma importante en los tres objetivos que frenaba el Reino Unido. Así en la cumbre de Gotemburgo de finales de octubre, se plantean propuestas concretas en torno al desarrollo de los Derechos Sociales. El 13 de noviembre, en el Consejo de Asuntos Exteriores y de Defensa y en los Consejos posteriores, se toman medidas importantes en torno a la aplicación de la Política Común de Seguridad y Defensa, concretamente al nacimiento de la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO), en el que participarán, al final, 25 Estados Miembros.

Así mismo, la Comisión ha propuesto el 6 de diciembre de este año, el desarrollo de la Unión Económica y Monetaria, con una propuesta tan completa y avanzada entre cuyos elementos contiene, nada más y nada menos, que la creación de un Ministro de Economía que será vicepresidente de la Comisión, que presidirá al mismo tiempo el Eurogrupo y estará al frente del Fondo Monetario Europeo que nacerá con la transformación del MEDE, ampliando sus recursos financieros de forma considerable.

Lo más importante posiblemente es que, como consecuencia del Brexit se está consiguiendo una cohesión entre los Estados Miembros, sus instituciones y sus ciudadanos (está mejorando la percepción de éstos sobre la pertenencia a la Unión Europea en más de un 10% después de 8 años donde estaba reduciéndose). Este nuevo clima en el seno de la Unión y esta cohesión entre las instituciones está consiguiendo un éxito importante en las negociaciones sobre la retirada.

Con ello, se confirma lo que decíamos en estas mismas líneas, en el artículo citado anteriormente: “Hasta ahora el Reino Unido ha estado chantajeando durante décadas, especialmente en los dos ´últimos años, con la Bomba del Referéndum. Cuando ésta ha estallado, la bomba ha dejado de tener efectos sobre el poder de negociación británico. Ahora no tienen ninguna capacidad de negociación, y van a tener que aceptar en gran medida lo que se ponga por delante. Por tanto, ahora, incluso, hay que ayudarles en la búsqueda de una salida negociada, la mejor para todos”.

Efectivamente, así ha ocurrido en el acuerdo adoptado sobre la primera fase de la negociación el 8 de diciembre de 2017 entre el Reino Unido y la Unión Europea, en el que la Unión Europea consigue sus tres objetivos propuestos desde el principio como condición previa antes de negociar el acuerdo sobre la futura relación económica: el reconocimiento de los Derechos de Ciudadanía de los ciudadanos europeos en el Reino Unido y los del Reino Unido en el territorio de los veintisiete; la aceptación de los criterios que la Unión Europea exigía para saldar la cuenta pendiente de la salida, que implican alrededor de 50.000 millones de los 60.000 que se solicitaban; y la aceptación de una frontera blanda con libre circulación entre Irlanda e Irlanda del Norte.

Se confirma, por tanto, la oportunidad que está suponiendo el Brexit para alcanzar la profundización de la Unión Europea en los términos que yo planteaba hace año y medio: “Estos tres próximos años “de vacaciones” del Reino Unido tienen que servir para poder terminar de poner el tejado político, o al menos, parte de él, pensando siempre que el Reino Unido debe volver, pero sin privilegios. Por todo ello, habrá que preparar una reforma constitucional en la que el proyecto no esté sólo en manos de los estados, sino que habrá que dar el “gran paso” para que esté también en manos de los ciudadanos.

Hoy somos muchos más, tanto Estados, como ciudadanos; que vemos que el Brexit está sirviendo para poder terminar de construir el tejado político. Hoy no solo vemos que es necesaria la reforma de los Tratados, sino que es posible abordarla ya, por ejemplo, en materia de desarrollo del modelo social o de completar la Unión Bancaria y Fiscal. Lo que se está discutiendo ahora es si se hace a través de un procedimiento simplificado o a través de la Tercera Convención Europea. Posiblemente, de las dos maneras. Algunas cuestiones se podrán abordar en esta legislatura por el procedimiento simplificado y otras, habrá que realizarlas a través de la Convención en la siguiente legislatura a partir de 2019.

En estas circunstancias, las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2019 tendrán una importancia decisiva en el alcance de estos avances. El Movimiento Europeo está proponiendo algunas mejoras para las citadas elecciones, tales como la Reforma de la Ley Electoral Uniforme, la posibilidad de voto a las listas trasnacionales o el fortalecimiento de los partidos políticos europeos, con objeto de que aumente la participación electoral y por tanto, el peso del Parlamento Europeo a lo largo de la octava legislatura será más decisivo y más democrático.

No debemos olvidar la oportunidad que el Brexit está brindando a España y a su Política Exterior, no sólo en relación al tema de Gibraltar, en el que se ha conseguido una posición negociadora como no habíamos tenido hasta ahora al incluir en las orientaciones del Consejo Europeo del 30 de abril de 2017 que cualquier acuerdo sobre el istmo pasaría por la aprobación española, sino también, porque el avance federal nos favorece a los Estados medio-grandes y nos permite estar en el grupo que lidera la Unión Europea, junto con Francia, Alemania e Italia y, nuestros áreas preferentes en Política Exterior como América Latina y el Mediterráneo se revalorarizarán al retirarse el Reino Unido.

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