4. Donald Trump: La mejor defensa es un ataque (autodestructivo)
21º BOLETÍNINFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 29/07.
EL BALANCE DEL BOLETÍN DEL CFEME: UN AÑO DECISIVO PARA EUROPA
4. DONALD TRUMP: LA MEJOR DEFENSA ES UN ATAQUE(AUTODESTRUCTIVO)
Madrid, 29 de julio de 2025
Jorge Solana, colaborador del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo.
Este ciclo político ha estado marcado por la elección de Donald Trump en Estados Unidos y su errática política comercial, que ha abierto a la Unión Europea y a sus activos financieros a unos mercados cada vez más huérfanos ante el fanatismo de Washington.
Aunque Trump inauguró su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos prometiendo liberar a sus ciudadanos de unas reglas comerciales mundiales que prácticamente les expoliaban, la realidad es que sus idas y venidas en torno a la imposición de aranceles han minado, sobre todo, las previsiones económicas del gigante americano. Además de tensar las relaciones con algunos de los socios más cercanos del país como Canadá o la Unión Europea, su errática política arancelaria ha acabado con el crecimiento económico que los Estados Unidos venían protagonizando desde el final de la pandemia del COVID-19 y han hecho que el presidente tenga que cambiar continuamente de opinión para salvaguardar la estabilidad de unas bolsas que estuvieron al borde del crac en algunos momentos.
Después de protagonizar severas caídas en los índices bursátiles en los meses de febrero y abril, Trump ha ido prorrogando muchas de las tarifas sobre los productos extranjeros para estabilizar las bolsas, como es el caso de la Unión Europea. Desde el día de la “liberación” del 2 de abril, el presidente anunció en apenas una semana una suspensión de 90 días para su aplicación, y para el 9 de julio volvió a aplazar la decisión final hasta el 1 de agosto en busca de un todavía negociable acuerdo entre las partes. Aunque los aranceles sobre el acero y el aluminio ya están en vigor, todavía queda en duda si el resto de exportaciones europeas serán penalizadas.
En este tiempo, en contraste con la volatilidad económica y política estadounidense, Europa ha resistido el golpe e incluso ha visto algunas de sus posiciones más reforzadas. La acusada depreciación del dólar ha hecho que el euro cobre más importancia como moneda de referencia en las operaciones internacionales, en un momento en el que la independencia del BCE contrasta con los ataques de Trump al presidente de la Reserva Federal. Además, la UE ha visto más allanado el camino para ratificar el acuerdo comercial con Mercosur, y ha entablado contactos con otras potencias como Canadá, Reino Unido o China en el mismo sentido. Una estrategia que, aunque no renuncia a alcanzar una paz contractual con la administración Trump, deja en evidencia que las instituciones europeas tienen margen de maniobra para evitar parte de las consecuencias económicas del giro proteccionista estadounidense.
Y, aparte de esto, merece mención la encrucijada en la que Trump ha dejado a sus acólitos europeos, con serias dificultades para defender unas medidas que a todas luces perjudican a los compatriotas que hasta han inspirado el nombre de su grupo parlamentario europeo. Con todo ello, el temido ataque arancelario ha terminado por noquear la economía estadounidense mientras la Unión Europea gana enteros en cuanto a credibilidad, fiabilidad y socios comerciales. A expensas de la finalización de una prórroga que casi 4 meses después aún no ha concluido, parece evidente que el proteccionismo trumpista no ha dado sus frutos y que las amenazantes declaraciones de Trump queden, seguramente, en papel mojado.
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