2. De la cumbre ambiciosa a la cumbre pragmática: COP30 de Brasil

25º BOLETÍN INFORMATIVO «EUROPA SE MUEVE» 09/12.

EUROPA EN EL NUEVO TABLERO GLOBAL: ESTRATEGIA, SEGURIDAD Y ALIANZAS

DE LA CUMBRE AMBICIOSA A LA CUMBRE PRAGMÁTICA: COP30 DE BRASIL

Madrid, 09 de diciembre de 2025

César Morujo, Colaborador del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo.

La Conferencia del Clima de Brasil, celebrada en noviembre de 2025, nacía con altas expectativas, con una Unión Europea optimista y un país anfitrión comprometido. A pesar de ello, los resultados no han resultado tan ambiciosos, y se destaca especialmente que el documento final no incluye referencia a los combustibles fósiles.

La 30ª conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático tuvo lugar del 10 al 21 de noviembre de 2025. Así, las expectativas sobre esta cumbre eran altas, considerando que se conmemoraban diez años de la firma del Acuerdo de París, además de que Brasil planteó una agenda ambiciosa donde se apuntaba a una cumbre del esfuerzo colectivo para poner freno al cambio climático. No obstante, los acuerdos finales han sido menos ambiciosos de lo esperado.

El Parlamento Europeo, previamente a la celebración de la Cumbre, presentó sus demandas para la negociación climática global. Así, además de instar a la COP30 a renovar su compromiso de limitar el calentamiento global a 1,5º, aprobó en una resolución sus prioridades. Entre ellas destaca el compromiso de seguir fijando objetivos climáticos ambiciosos, el objetivo de acabar con la dependencia de los combustibles fósiles y eliminar progresivamente los subsidios, y la búsqueda de ampliación y simplificación del acceso a la financiación climática.

A pesar de los esfuerzos de la Unión Europea, el resultado de esta COP se ha limitado a avances restringidos. Destaca especialmente la ausencia de referencia al abandono progresivo de los combustibles fósiles, pese a que más de 80 países apoyaron la propuesta de Brasil acerca de una hoja de ruta formal. Finalmente, el resultado adoptado se refiere únicamente al “Consenso de los EAU”, la decisión de la COP28 que insta a “abandonar los combustibles fósiles”. Además, se pospuso la transición energética para discusión posterior. De esta manera, persiste la brecha de ambición para hacer frente al cambio climático. En efecto, pese a los 122 nuevos planes climáticos presentados (que suponen el 70% de las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero), las mejoras no parecen ser suficientes para cerrar la brecha.

Entre las medidas destacan los siguientes ámbitos: 

  • Financiación a gran escala: movilizar 1.300 millones de dólares anuales hasta 2035 para la acción climática.
  • Impulso a la adaptación: duplicar la financiación para adaptación este año y triplicarla para 2035.
  • Fondo de pérdida y daños: se confirma el ciclo de operacionalización y reposición. 
  • Nuevas iniciativas: desarrollo del Acelerador de Implementación Global y Misión de Belém para 1,5°C para impulsar la ambición y la implementación. 
  • Desinformación sobre el clima: promover integridad de información, contrarrestando narrativas falsas.

Sin embargo, la presidencia brasileña subrayó que el éxito de la COP30 va más allá de los acuerdos negociados, destacando una oleada de compromisos voluntarios en el marco de la Agenda de Acción, como el Tropical Forests Forever Fund, el Plan de Acción de Belém para la Salud o la Alianza UNEZA. 

No obstante, de esta COP30 podemos extraer algunas conclusiones. En primer lugar, destaca cómo, si bien la arquitectura global avanza en términos de lucha contra el cambio climático, el ritmo al que lo hace es muy inferior al que dicta la ciencia. Y, sumado a ello, quedó algo en entredicho el futuro de la propia COP, tanto por la propia logística de los desplazamientos y estancias de los participantes como por la propia dinámica de las cumbres. En tercer y último lugar, cabe repensar el papel que juega la Unión Europea en la COP30, puesto que logró muy poco en el ámbito de los combustibles fósiles. Así, se urge a las autoridades una modernización de esta dinámica, por la que esta arquitectura se adapte a las nuevas realidades en las que cada vez hay más actores involucrados, con mayor número y complejidad de los temas, creciente fragmentación geopolítica y expectativas ciudadanas más altas.

En definitiva, la COP30 ha supuesto un paso más pragmático que político, con medidas concretas que si bien avanzan en la lucha contra el cambio climático, resultan limitadas e insuficientes

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