Caminando juntos hacia la Unión energética

La UE nació del acuerdo energético del carbón y el acero en 1951. En la actualidad, Europa debe estar más unida que nunca en el mercado de la energía para seguir creciendo en un mundo convulso de crisis financiera y económica, con conflictos que pueden desestabilizar el suministro de energía o revoluciones tecnológicas como el fracking.

Que la UE es muy dependiente a nivel energético es algo obvio. Pero, a veces, las obviedades se olvidan hasta que viene alguien como Rusia y te las recuerda con interrupciones al suministro de gas en 2006 y 2009, anexiones ilegales por la fuerza como la de Crimea o intervenciones militares en Ucrania.

La UE importa el 53% de la energía
La Unión Europea importa más de la mitad de la energía que consume, lo que la convierte en vulnerable ante suministradores energéticos externos como Rusia. Antes del verano, la Comisión Europea presentó un plan para reducir esta dependencia porque el 53% de la energía que consumimos es importada. Casi el 90 por ciento del petróleo, el 66% del gas natural y el 42 %  de combustibles sólidos como el carbón se traen del exterior. La factura por importación energética se elevó en 2013 a alrededor de 400.000 millones de euros, lo que equivale a más de una quinta parte del total de las importaciones de la Unión Europea.

Un tercio de las importaciones de petróleo, el 39% del gas y el 26 % de combustibles sólidos provienen de Moscú. Rusia es, además, el único proveedor de las importaciones de gas de seis países de la UE.

Una Estrategia de Seguridad Europea de la Energía
Cuando sonó el trueno en Ucrania, la UE se encomendó a la Santa Bárbara de una estrategia de Seguridad Europea de la Energía que se publicó en mayo de 2014. Sus objetivos: la reducción de su dependencia y al reforzamiento de  su seguridad energética mediante la diversificación de las fuentes de energía y los suministradores, reducción del consumo energético, mejora de  la producción de energía y cooperación entre sus estados miembros y con la inversión en renovables.

La Comisión realizó pruebas de estrés de la seguridad energética para simular una interrupción en el suministro de gas durante el invierno. Estas pruebas sirvieron de base para el fortalecimiento de los mecanismos de emergencia y de solidaridad europeos existentes. Además de las medidas a corto plazo propuestas, la estrategia abordó la seguridad a medio y largo plazo de los retos de suministro con acciones en 5 áreas clave:

1. El aumento de la eficiencia energética y la consecución de los objetivos energéticos y climáticos para 2030: prioridades que se centran en los edificios y la industria que utilizan el 40% y el 25% de la energía total de la UE, respectivamente. También es importante para ayudar a los consumidores a reducir su consumo de energía, por ejemplo, con los datos de facturación clara y medidores de energía inteligentes.

2. El aumento de la producción de energía en la UE y la diversificación de países proveedores y rutas. Esto incluye, además, el despliegue de las energías renovables, la producción sostenible de combustibles fósiles y una energía nuclear segura. Además hay que negociar eficazmente con los principales socios actuales como Rusia, Noruega o Arabia Saudita, así como con los nuevos países de la región de la cuenca del Caspio.

3. La realización del mercado interior de la energía y la construcción de las conexiones que faltan s para responder rápidamente a las interrupciones del suministro y redirigir la energía en toda la UE a donde más se necesita.

4. Hablar con una sola voz en la política energética exterior, Para ello los Estados miembros deben  informar a la Comisión en un primer momento en lo que respecta a los acuerdos previstos con terceros países que puedan afectar a la seguridad del suministro de la UE.

5. Fortalecimiento de los mecanismos de emergencia y de solidaridad y protección de la infraestructura crítica. Esto incluye una mayor coordinación entre los Estados miembros para utilizar las instalaciones de almacenamiento existentes, el desarrollo de los flujos inversos, evaluaciones de riesgo de conducta y poner en marcha planes de seguridad del suministro a nivel regional y de la UE.

El Consejo Europeo camina hacia la Europa de la Energía
En definitiva, caminar juntos hacia una Unión Energética. Una  meta que el consejo Europeo  quiere perseguir con ahínco. Al menos así se deduce de las conclusiones de su reunión el pasado 23 de octubre de 2014.

El Consejo Europeo ha refrendado el objetivo, vinculante para la UE, de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión por lo menos en un 40% para 2030 con respecto a los valores de 1990. Los Estados miembros con un PIB per cápita inferior al 60 % de la media de la UE podrán optar por seguir concediendo derechos de emisión gratuitos al sector de la energía hasta 2030.

En cuanto a las fuentes de energía renovables y eficiencia energética, la UE se fija el objetivo de que la cuota de energías renovables dentro del consumo total de energía de la UE en 2030 sea como mínimo del 27 %. Este objetivo será vinculante a escala de la UE. La integración de niveles cada vez mayores de energías renovables intermitentes requiere un mercado interior de la energía más interconectado y un respaldo adecuado, que debe coordinarse según sea necesario a nivel regional.

Un mercado interior de la energía
El Consejo también apuesta por realizar un mercado interior de la energía que funcione plenamente y esté plenamente conectado. La Comisión Europea tomará medidas urgentes para alcanzar un objetivo mínimo del10% de las interconexiones de electricidad existentes con carácter de urgencia y a más tardar en 2020. Lo más urgente es que se cumpla en los Estados miembros que no hayan logrado un nivel mínimo de integración en el mercado interior de la energía, que son los Estados Bálticos, Portugal y España, y para los Estados miembros que constituyen el principal punto de acceso de estos Estados al mercado interior de la energía. Asimismo, se prestará especial atención a las partes más remotas o peor conectadas del mercado único, como Malta, Chipre y Grecia.

En ese contexto, el Consejo Europeo acogió con satisfacción la reciente estrategia común de los gestores de redes de transporte de desarrollar las interconexiones de la Península Ibérica con el mercado interior de la electricidad, con proyectos concretos destinados a aumentar la capacidad. Estos proyectos deberán ser cofinanciados por la UE.

Interconexión gasística
El consejo también apostó por utilizar mejor las capacidades de regasificación y almacenamiento del gas en la red a fin de afrontar mejor las situaciones de emergencia; racionalizar los procedimientos administrativos nacionales de acuerdo con las orientaciones de la Comisión y seguir desarrollando una política de protección de las infraestructuras energéticas críticas.

En cuanto a la seguridad energética, el Consejo Europeo reconoció que puede incrementarse recurriendo a recursos autóctonos y a tecnologías seguras y sostenibles. Para conseguirlo hay que llevar a cabo proyectos críticos de interés común en el sector del gas, como el Corredor Norte-Sur, el Corredor Meridional de Gas y la promoción de una nueva plataforma gasística en Europa Meridional, así como proyectos de infraestructuras clave para aumentar la seguridad energética de Finlandia y los Estados Bálticos, a fin de garantizar la diversificación de los suministradores de energía y de las rutas de suministro y garantizar el funcionamiento del mercado.

Por último, los 28 Estados miembros se comprometieron a hacer uso de los instrumentos de política exterior de la UE y de los Estados miembros para transmitir mensajes coherentes sobre la seguridad energética, sobre todo a los socios estratégicos y los principales suministradores de energía.

España y la Unión Energética Europea.
España logró en la cumbre europea sobre energía que la UE reconociese su problema de aislamiento energético del resto del continente. Los socios europeos se comprometen a mejorar la interconexión transfronteriza hasta el 15% de la generación eléctrica en 2030. Y Bruselas hará un seguimiento para que se realicen sin más demoras los cinco proyectos de interconexión con Francia previstos hasta ahora.“Todas estas decisiones colocan la interconexión entre estados miembros, particularmente de la Península Ibérica, en el centro de la política energética europea.
Las interconexiones se convierten en un asunto prioritario para conseguir un mercado interior de la energía por primera vez», según reconoció el presidente español Mariano Rajoy, que cree que avanzando en esta senda Europa conseguirá «asegurarse un suministro suficiente con precios asequibles y sostenible medioambientalmente».

¿Un suculento pastel para el sector energético?

Para afrontar esas inversiones, entre otras,  la nueva Comisión Juncker ha puesto sobre la mesa 300.000 millones de euros entre 2015 y 2017. Con el fin de que esa inversión tenga efecto a corto plazo en el mercado laboral europeo y de manera transfronteriza, el sector energético se vislumbra como uno de los que podían captar parte de ese montante. España debe estar vigilante para poder llevarse parte del pastel ya que el Consejo ha considerado de máxima prioridad a los proyectos de interconexión energética para poner fin al aislamiento de la Península Ibérica, además de convertirse en una alternativa al suministro de gas ruso mediante los dos oleoductos que provienen del Norte de Africa y las siete terminales de gas natural en España y una en Portugal.

La realidad global impera y no espera, por eso es necesaria una fuerte determinación con el objetivo de tener  una política energética común y un mercado interior único en Europa que es incompatible con el mantenimiento de islas energéticas nacionales no conectadas.

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